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domingo, 15 de abril de 2012

Nevadas tardías


Esta insignificante nevada, que otras temporadas hubiera pasado casi desapercibida en Laciana, ha sido la más copiosa de los últimos dos años

Menos mal que el Director General de Precipitaciones Nivales se ha cansado de nuestra insistencia y nos ha pagado parte de lo debido de los últimos doce meses, que ya se sabe que lo público paga fatal a los acreedores. No les vamos a cobrar intereses, ya que incluso estábamos dispuestos a hacer una quita para que nos enviaran parte de la nieve adeudada. Hemos renunciado a cobrar la de marzo, abril y mayo del 2011, para ver si siendo generosos nos pagan la nieve de noviembre y diciembre del 2011 y enero del 2012. No sé a qué mes pertenece la que nos han soltado ahora, a mediados de abril, pero me da exactamente igual, porque estábamos al límite. A tres meses del verano, algunos depósitos de agua de suministro a los pueblos han tocado a su fin, mientras que otros años llegaban al otoño sin problemas. Yo no creo en los milagros, pero esta nieve ha sido algo parecido.


Parque de los Cedros de Villablino


A pesar de que la nieve de abril apenas hace patinar a los vehículos, éste todoterreno se salió en Rioscuro de la carretera y a punto estuvo de caer al río Sil.



No es el primer año de la última década que cae una nevada en el mes de abril en los pueblos, aunque cada vez ocurre con menos frecuencia. Mañana dan nieve a cota un poco más baja que hoy, y durante los próximos siete días (van ya diez, con un sólo descanso de dos días) seguirá lloviendo, o nevando a partir de mil y algo metros.


Nevada de tal día como hoy, 15 de abril, pero del año 2005, a 800 metros de altitud



miércoles, 13 de julio de 2011

El glaciar más grande de la cordillera Cantábrica: el del Alto Sil


El glaciar rocoso de la Peñona de Brañalibrán, quizás el más evidente de todo el Alto Sil.

Como refleja este estudio citado hoy en un periódico leonés, en el Alto Sil se localizaba la mayor masa glaciar de toda la cordillera Cantábrica. A pesar de que otros macizos montañosos de la cordillera cuentan con montañas mucho más altas, la configuración del territorio, con una gran extensión de terreno salpicada de cumbres de cierta altura y fondos de valle altos, hizo que numerosos glaciares de circo se unieran entre sí para formar glaciares de valle, que a su vez se juntaron, creando larguísimas lenguas de hielo.


Unión de dos glaciares de valle para formar el glaciar Kaskawulsh, en las montañas St. Elias, en Canadá


Glaciares de circo, que en su día se unieron donde está ahora la laguna para formar un glaciar más grande y con mayor velocidad de avance, mayor masa, y por tanto, mayor resistencia a la fusión.

El glaciar que procedía de La Cueta se unía al que llegaba desde el Puerto de Somiedo, y la unión de ambos giraba hacia el oeste, descendiendo a Villaseca de Laciana. Allí se juntaba con el procedente de Lumajo, aunque ambos ya se habían unido entre sí a través del collado de Gozapeiro, donde el glaciar de Lumajo desbordaba hacia el este. Pero la principal masa de hielo no se encontraba ahí, sino más al sur, en la sierra de Gistredo. Todas las cimas principales del macizo -desde el Nevadín hasta el Catoute- se encontraban unidas entre sí por una gigantesca masa de hielo, de la que descendían varias lenguas por los principales valles, uniéndose la del valle de Salientes -río Valseco- a la de Salentinos, formando un solo glaciar que concluía nada menos que en Corbón del Sil, tras 17,5 km. de recorrido.


Glaciar en el macizo del Piz Bernina, en los Alpes suizos. Salvando las diferencias paisajísticas y la verticalidad de las montañas, algo así debió de ser el glaciar que caía por la cara norte de la Peña de Valdiglesia.

Según el excelente libro El modelado de origen glaciar en las montañas leonesas, el segundo glaciar de valle más largo de la sierra de Gistredo era el que bajaba por el Campo de Santiago hacia Colinas del Campo, con una longitud de 12,5 kilómetros, mientras que una masa glaciar independiente que se extendía en el entorno del Cornapinos, bajaba por lo que ahora es Urdiales de Colinas, extendiéndose tres kilómetros y medio.


De nuevo dejando de lado las diferencias del terreno, con esta imagen nos podemos imaginar lo que sería la gran masa glaciar que cubría todas las alturas de la sierra de Gistredo, de la cual descendían lenguas por los valles adyacentes.

Cuanto mayor es la masa de hielo, más resistente es a la fusión y más recorrido alcanza. La unión de tantos pequeños glaciares en otros más grandes fue favorecida por pendientes menos acusadas que en otros macizos cantábricos, y con fondos de valle más altos -en Picos de Europa, los valles están a muy poca altura, y los glaciares de circo apenas llegaban a unirse entre sí. En Chamonix, en los Alpes franceses, algunos glaciares descienden hasta sólo 1.300 metros de altitud, por entre el arbolado, casi dos mil metros por debajo del límite de fusión de glaciares de circo del mismo macizo, debido al gran volumen de hielo de los primeros.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Blanca Navidad en Laciana



Como sigo sin disponer de tiempo para largas parrafadas y grandes tiras de fotografías, me limito a hacer últimamente de cronista de la nieve en Laciana (y Babia). Este año, como ocurre casi todos, habrá Blanca Navidad en Laciana, porque anoche nevó.



Unas fotos, y que lo pasen Vds. lo mejor que sepan, esta noche, y mañana. Y ¿por qué no? la semana que viene, el mes que viene, y siempre. Que parece que sólo nos deseamos lo mejor en estas dos semanas del año, o para el año siguiente en su conjunto. No estaría de más cruzarnos con el vecino y desearle, a quemarropa, feliz 16 de mayo.


Un saludo

viernes, 3 de diciembre de 2010

Primera nevada de mención



Ocho días de nieve daban por Laciana. Ocho gélidos días, de los cuales los seis primeros fueron de mentirijilla, porque dos o tres farraspinas no estuvieron a la altura de lo que se había previsto. Pero hete aquí que el jueves, a la caída del sol, y sin mediar palabra, comenzaron a caer los trapos. Amanecido el viernes, 25 centímetros de nieve.



Como ya es habitual, no nieva igual en un valle que en otro, y cuando en el valle cangués del Naviego caen 40 centímetros, en Laciana, más alto, 15, o viceversa. Hoy Asturias estaba blanca, pero en Luna, más alto que Laciana, había la tercera parte de nieve. Los problemas en las carreteras no estaban en Piedrafita, en las umbrías de Villafeliz o de Pobladura de Luna, sino en la subida de Villaseca de Laciana a Penadereita.



Pues eso, que las nubes son así de discriminatorias.





domingo, 21 de febrero de 2010

Mucha nieve, donde debe


Los alrededores de la Brañina, bajo el Miro de Rabón

Otros años, cuando caían los cuarenta centímetros de nieve de rigor -o incluso los setenta y cinco de diciembre del 2008-, estaba yo más contento que unas castañuelas, deseando que se desgajaran de las nubes otros cuarenta o setenta y cinco más. Puro egoísmo, claro, porque de aquella apenas tenía que usar el coche de forma regular.


Cartel del pintor Sierra a la entrada (o salida) de Babia

Este año es diferente, porque tengo que atravesar Babia -que está a 1.200 metros de altitud- obligatoriamente con bastante frecuencia, y encima con la mala suerte de que siempre que he de hacerlo, es cuando entra un frente. Como desde noviembre han entrado frentes de nieve todas las semanas, pues ahí está la gracia que me hace ahora ver la previsión del tiempo con cotas de nieve por debajo de los mil doscientos metros.


Embalse de Villaseca de Laciana, hoy, parcialmente congelado

No es que ya no me guste ver nevar, pero ahora me gusta más cuando lo hace justo por encima de donde yo tengo que pasar. Afortunadamente, la carretera de Babia es bastante horizontal, e incluso con la calzada completamente cubierta de nieve se puede pasar sin problemas. El único problema del recorrido no está en Babia, sino en la cuesta del embalse de Villaseca de Laciana, camino de Piedrafita de Babia. Ha ayudado a solucionarlo el hecho de que este año, que ha nevado muchísimo en las cumbres, apenas lo ha hecho en el fondo de los valles.


La Crespa, una de las montañas más hermosas de Babia

Seguramente no haya tanto espesor de nieve por los altos como el año pasado, que fue un invierno histórico, pero de los años anteriores, pocos o quizá ninguno tuvo tanta nieve a dos mil metros de altura como éste. Hoy, de nuevo, nieve en las alturas, y copos que apenas blanquean en los valles.


Travesía de Villaseca de Laciana, hoy



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lunes, 11 de enero de 2010

Más frío que nieve


Carretera general (Villablino-Barrios de Luna) a su paso por Babia

Frío en abundancia, pero nieve, no tanta. Eso fue lo que dejó el último temporal en Laciana. Ayer los termómetros bajaron hasta los 13 grados bajo cero, que parece nada comparado con las mínimas que se oyen en otros lugares de España, pero que para Laciana ya está bastante bien, teniendo en cuenta que en un invierno normal la temperatura no suele bajar de 6 ó 7 bajo cero.






Aquí es donde se plasman los -13º


Detalle de los mismos carámbanos

En cuanto a nieve, haberla húbola, pero no fue una nevada histórica ni mucho menos, al contrario que en Palencia o muchos lugares de Asturias. Esta vez tampoco me tocó vivir la nevada en Laciana, y para cuando arribé hoy, los espesores habían ya ido menguando. Ahí van unas imágenes, no sólo de Laciana, sino de Babia, donde siempre -son 200 metros de altura más- los espesores son unos 20 centímetros superiores.


Casa de Babia


Peña Ubiña (2.417 m.), vertiente babiana



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viernes, 6 de noviembre de 2009

Leitariegos inicia su convivencia con la nieve


El Puerto de Leitariegos (1.525 m.), al mediodía de hoy, viernes 6 de noviembre

Porque Leitariegos es el pueblo habitado más alto de toda Asturias. Y no sólo eso, sino que situado como está en un paso de la divisoria, donde se tropiezan las nubes procedentes del Cantábrico, y con un coloso inmediatamente encima como es el Cueto de Arbas -que también contribuye a que las nubes descarguen de lo lindo- Leitariegos recibe muchas más precipitaciones que si estuviera situado en un lugar distinto al que está. Eso significa que, durante casi medio año -el año pasado algo más de medio- los vecinos de El Puerto tienen que convivir con la nieve durante mucho, mucho tiempo.


Una calle del pueblo

Ayer, El Puerto empezó su nueva convivencia anual con lo blanco.


Estas dos rocas de más de 100 kilos cayeron a la carretera desde varios metros de altura, unos minutos antes. Entre los tres movimos la roca de la derecha, pero necesitamos el concurso de otro conductor para mover la de la izquierda, aún más pesada. No quiero imaginar que hubiera sido de un coche y sus ocupantes si les hubiera caído en el techo. A 300 metros de distancia, e invisibles desde aquí tras unas curvas, se encontraban unos operarios que acababan de limpiar la carretera en este punto de otro argayo.




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jueves, 5 de noviembre de 2009

Ya va cayendo...


Me mandaban hace un rato Antonio y Mónica, de Mil Madreñas Rojas, en Salientes, unas fotos de la nieve cuajando en el pueblo en esos momentos.

Disfrutadlo por allí, y que no tengáis que coger el coche.








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miércoles, 21 de octubre de 2009

La primera y tímida nevada



Las primeras nieves del otoño acuden a las montañas cantábricas, y en concreto, a las del valle de Laciana. Hace poco más de una semana andábamos rondando los veintitantos grados de temperatura, en un estiramiento inusual del verano, pero ya el otoño climático real parece haberse asentado.



Un ligero espolvoreo asomaba por entre los jirones de nubes este mediodía, aunque por la tarde la intensa lluvia -no sé si copiosa nevada cerca de los dos mil metros de altura- no dejaba ver nada más.



No sé a vosotros, pero a mí se me suceden las estaciones cada vez más rápido. Será que me estoy haciendo viejo.



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jueves, 5 de marzo de 2009

La nieve de octubre siete lunas cubre


Una calle de Laciana, a las 12 del mediodía

Es lo que se lleva oyendo por aquí estos últimos meses. Sobre todo a la gente mayor, la que más domina el refranero. Dicen que ésta es la sexta. Estos primeros días de marzo suele caer casi siempre la más copiosa del año. Esta temporada, la de diciembre ha puesto el listón demasiado alto. Y además, mañana subirá la cota de nieve y lloverá. No le va a dar tiempo en lo que queda de día. Aunque, como siga así...





Uno de los rugidos habituales en el día de hoy

La nieve de octubre siete lunas cubre. Me lo recordó ayer Jorge, el explorador astur-cántabro, mientras me mandaba unas fotos de Picos de Europa. Allí sí que no cabe ya más nieve. Y cuando no cabe, ya se sabe lo que pasa: que se cae ladera abajo.





En un receso del trabajo, di una vueltina para sentir la brisa en el rostro (la ventisca más bien) y hacer unas instantáneas del evento meteorológico. ¡Qué guapo ver nevar! Hacía ya muchísimo que no nevaba. Casi un mes. UNA ETERNIDAD. Ya van 20 centímetros, y no para. Que no pare. ¡QUIERO OTROS 40!

Porque no tengo que usar el coche, claro. Que si no...




La vida continúa. Esto es tierra de nieves.



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sábado, 7 de febrero de 2009

Mucho ruido y poca nieve



Al final no fue para tanto. Aunque ha estado toda la semana nevando. Amaneció blanco el lunes (no estaba aquí pero me lo han contado), el miércoles, el jueves, el viernes. Por el día se iba yendo la nieve, unos días más que otros, porque caía un centímetro o dos; algún día cinco. El viernes ya empezó en serio. Un simple copo quedaba en la barandilla para siempre sin derretirse. Hacía frío. Pero las nubes no tenían muchas ganas de fiesta. Estaban remolonas. Viendo que cayeron 75 centímetros de espesor en diciembre en menos de dos días, cuando ellas quieren y se ponen, todo es posible. ¿Por qué no este fin de semana? ¿Por qué siempre esta temporada nieva en fin de semana? ¿es esto cosa del gobierno? ¿los meteorólogos empiezan a controlar hasta las fechas de las nevadas? ¿andará la CIA detrás de esto? ¿Habrán descubierto el arma climática y están haciendo los primeros ensayos en España? ¿o será la TIA? Desde luego, la 'menistra' del ramo no se lleva bien con los responsables, porque no hacen más que dejarla mal.



Matalachana, siempre ahí... tan grande



Los columpios del parque de Las Rozas y ¿cómo no? también Matalachana



Pobres... ¿por qué no os quedasteis en África?



Lo afirmo: yo no podría vivir sin el invierno.



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lunes, 26 de enero de 2009

Hasta la próxima nevada


Como siempre, circular fuera de las calles principales es delicado

Nada, simplemente unas fotos hechas esta tarde por ahí. La nevada terminó a mediodía, aunque ya hoy fue muy intermitente y apenas añadió nada a lo que había ayer. El sábado y domingo anuncian otra nevada más, a 700 metros de altitud. Y ni siquiera unos días por medio de sol para recargar las baterías, porque seguirá lloviendo en cotas bajas y nevando en las alturas.


En dirección al monte

Salí a dar una vuelta con un objetivo concreto, pero dos mastines carentes por completo de las más mínimas nociones de diplomacia y capacidad de diálogo frustraron mis planes, y terminé desviándome por una calecha infame y estrecha, cruzada de lado a lado por numerosas zarzas, y con un caudaloso reguero corriendo por el centro, mientras uno de los mastines hacía ademán de intentar seguirme. Mientras, otra pareja de canes de la misma etnia me seguían en paralelo justo por el camino por el que tenía pensado volver, también con muy malos modales.


La calecha o camino, con un incómodo reguero en medio

La calecha -camino, para los no astur-leoneses-, estaba finalmente cortada por un infranqueable árbol vencido por el peso de la nieve, y no hubo más narices que regresar por el mismo sitio, justo cuando la segunda pareja de mastines dejaba libre la vía de escape inicial, para dirigirse precisamente adonde yo me dirigía ahora. Sin más arma que un endeble paraguas para plantarme ante cuatro mastines defendiendo su territorio, me imaginaba que, por lo menos, iba a haber palabras fuera de tono. Aunque el mastín leonés es uno de los perros más nobles que hay y casi siempre terminamos haciendo buenas migas, cuando defienden lo suyo siempre hay algún ejemplar rudo e inflexible que le hace pasar a uno cuando menos un mal rato. La suerte estuvo de mi parte, porque justo en el momento clave apareció el dueño de los dos primeros en su Land Rover y los otros dos detectaron mi paso ya un poco tarde.


La calecha, en el único punto ancho y despejado

Acabo de limpiar con la pala un espacio para que pueda aparcar el camión del gasóleo de la calefacción, porque sólo queda ya para unos poco
s días, y era precisamente la sección de calle donde cayó toda la nieve del tejado. A casi un metro de espesor por diez metros de largo y tres de ancho, estoy muerto. Y eso que este invierno he paleado como un maquinista de tren de carbón. Pero no termino de coger el punto de forma.


Lo paleado a un lado...

Ahora que he terminado de palear, curiosamente deseo que no nieve un solo copo esta noche. Lo que es el egoísmo...


...y lo paleado al otro



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