martes, 29 de septiembre de 2009

Lliriella, o un recordatorio del abandono


Pedriza final en la subida al Lliriella

Hay algo en común entre el Alto Boeza leonés y el asturiano concejo de Ibias que no dejo de percibir cada vez que visito alguno de estos dos territorios: la rapidez con que sendas y caminos van desapareciendo bajo la maleza. De hecho, es frecuente encontrar kilómetros enteros de montaña en que no hay absolutamente un itinerario que poder realizar sin sumergirse en la espesura. Pero claro, caminar por el monte así no es vida.


Brezos eternos, una característica habitual de estos montes

Otro denominador común, aunque este es compartido por otros muchos lugares de la cordillera, es esas extensiones infinitas de brezo, de una monotonía agotadora, pero que a veces -cuando te introduces en ellas- resultan hermosas y fascinantes, aunque no por mucho tiempo. Donde digo brezo también digo abundancia de rebollares, esas impenetrables masas de diminutos robles que son una pesadilla para el campoatravesador. De todo ello hay en la excursión que viene a continuación.


Lliriella (1.823 m.), visto desde el aparcamiento de Colinas del Campo, ochocientos metros más abajo

Ya había hablado del Lliriella -que en todos los mapas figura como Piqueras- en otro reportaje anterior, cuando subí a su cumbre desde el norte. Cuando estuve allí, ya hace dos años, no acerté a ver que hubiera un sendero que subiera desde el sur hasta la cima. Pero podría haberlo. Y por eso fui ahora a investigarlo.


Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, bajo la ladera de La Cruz del Barreiro (1.636 m.)

Como toda ruta que parte de Colinas, el inicio está en el aparcamiento obligatorio para visitantes que hay unos cientos de metros antes del pueblo. Desde aquí ya se ve, elevando la mirada a la derecha según nos encaminamos al pueblo, el Lliriella, con tres de sus cuatro gigantescos monolitos de piedras de la cumbre. Cincuenta metros después de que el asfalto se convierta en empedrado sale a la derecha la primera calle encementada, la Calle de la Cuesta -una obviedad- que va subiendo hasta que al llegar a la última casa por la izquierda, se convierte en un ancho camino o pista de tierra. Aquí acometemos un largo y duro repecho en línea recta que va paralelo al arroyo que recorre el pequeño valle que cae desde el Lliriella. Sin hacer caso a un ramal desbrozado que sale a la derecha y va al depósito de agua -que no se ve desde el camino- llegamos a una marcada curva donde el camino sigue de frente valle arriba, aunque el de más calidad se va por la derecha.


Vizbueno (1.994 m.) visto por la mucho más suave (sin peñas) ladera sur.

Aunque me constaba por inspecciones visuales desde el otro lado del valle que este camino que iba de frente no subía hasta lo alto de la montaña, fui a echar un vistazo. Efectivamente, al cruzar el arroyo, justo donde este nace, el camino da acceso a unos grandes desbroces en la zona, pero nada más. Vuelta atrás, cuesta abajo, hasta la pista, donde tomé la curva que antes deseché y comencé una larga travesía de lado a lado de la montaña. Unos metros antes del primer arroyo encuentro una de esas fuentes con pilón que hay en abundancia en la montaña leonesa, construidas en los años sesenta y que en su mayoría ya están secas. Pero ésta tenía un buen caudal, y ello a pesar de la sequía de este verano que acaba de concluir. Otro arroyo más allá, en una vaguada sombría con mucha arboleda, y salgo a uno de esos gigantescos desbroces. La pista se difumina al atravesarlo y continúa luego por su borde superior, para salir a la loma sur del cordal que procede desde el Fernán Pérez nada menos.


Este tipo de fuente-abrevadero construido en los años sesenta suele estar seco por lo general por toda la montaña leonesa. Pero ésta no lo estaba.


El Catoute (2.112 m.), que asoma sobre las Peñas de Monte Fueyo


El largo y zigzagueante valle del río Urdiales -otro dominio del brezo- con el Cornapinos al fondo

Un lugar seco y amarillento, anodino completamente, donde el camino desaparece. Por encima, en la misma ancha loma, se ve uno de esos hitos gigantescos de grandes piedras, hacia el que me dirijo. Enseguida vuelve a aparecer una marcada rodada que sube loma arriba hacia la nada. Porque nada, aparte de brezo y carqueixa, es lo que hay a partir de aquí durante casi una hora de recorrido. Afortunadamente, aún no hace calor porque es temprano, pero un día de pleno verano por aquí en horas del mediodía debe de ser uno de esos momentos en los que uno pierde la afición a la montaña.


Llego a la anchísima y difusa loma. Al fondo, el Tixeo (1.565 m.), parte del largo cordal que sale del Cornapinos y termina en Igüeña, donde estaba prevista la construcción del Parque Eólico Quintana. Esperemos que nunca se construya, aunque habiendo dinero de por medio...


Subiendo por la soporífera loma hacia el Témpano (1.674 m.), por terreno desbrozado completamente hace años, pero en el que brezo y otras plantas vuelven a tapizarlo todo

En las fotografías aéreas aparecía toda esta ladera como terreno limpio de vegetación, pero eso fue cuando se voló la zona. Ahora, después de que los desbroces que limpiaron casi toda la montaña no se hayan renovado, el brezo y asociados comienzan a rebrotar. La rodada debió de ser por donde subió y bajó la maquinaria que hizo los desbroces, seguramente utilizada después por cazadores y otros visitantes. Kilómetro y medio después de iniciar la subida por la loma, la rodada muere. Queda avanzar, sin subir al Témpano (1.674 m.) porque no merece la pena, por la ladera hacia el collado de 1.596 metros (Campa de la Muezca) que hay previo al Lliriella. Se avanza razonablemente bien, porque el brezo aún sólo levanta un palmo. Avanzo por el borde de uno de los desbroces, y al final de él, me encuentro otra rodada que lleva hasta el collado. Bueno, de momento me voy librando de la maleza.


Lliriella desde antes de llegar a la Campa de la Muezca. Al fondo, en el centro, el Fernán Pérez (2.058 m.) que aparece en los mapas como Arcos del Agua


Vista similar a la anterior, en la que ya aparece la Campa de la Muezca

Me pregunto cuándo sería la última vez que una vaca o un caballo visitó el pasto de este collado. Porque ahí está la principal razón de que los caminos y senderos de esta zona se evaporen: la escasez de ganado. Aldeas de cuatro casas en Asturias conservan intacta prácticamente toda su red de senderos reciente gracias a que varios vecinos aún tienen vacas. Aquí, donde los pueblos son mucho más grandes, apenas juntan entre todos un puñado de cabezas de ganado, insuficiente para mantener tantos viales.


Vista desde el collado hacia el valle de Bobín, que baja directamente a Igüeña. Detrás justo de ese rayo de sol que asoma por aquel collado están las minas de carbón a cielo abierto de Tremor de Arriba

Antes de llegar al collado escruté detenidamente todo el cordal de ascensión al Lliriella desde ese collado. No se intuía senda alguna. Cuando llegué al collado, tampoco. Me iba a dar la vuelta convencido de que no habría nada en absoluto, pero ya venía mentalizado de que iba a subir a esa cumbre, y probé a subir un poco, aunque fuera por las bravas. Al principio no había nada, pero unos metros más arriba, un borrador de sendero parecía discurrir por entre el brezo. Supero el primer escalón rocoso, y llego a un pequeño claro. Lo intento por el extremo derecho, pero no hay nada. Recorro el borde superior del claro y en la parte central el sendero sí parece continuar. Supero otro escalón rocoso, para llegar a un segundo claro, donde me sucede exactamente lo mismo que en el anterior. Cada vez el sendero está menos marcado, si es que eso era ya posible. Supero el tercer escalón y ya, cara a cara con una densa barrera de rebollos, el sendero se volatiliza.


Este era el panorama a partir del collado. Pues, lo creas o no, había una especie de sendero por ahí dentro


Ya metido en faena, y con piloto automático hasta la cumbre, hubiera lo que hubiera. El sendero llegaba hasta por encima de las últimas rocas


Mon Dieu! ¿Y ahora?

Investigando un poco encuentro una brecha entre el bosquete y zigzagueando por entre él lo supero, para encarar la primera pedriza. Aunque imponen más las grandes rocas que las piedras pequeñas, se avanza mucho mejor por las primeras, que no se mueven. El extremo superior de la pedriza está bordeado de más rebollos, que con muchas piedras en su base, resultan incómodos de atravesar. Llego a la segunda pedriza, más vertical, y ya, por fin, veo los monolitos de la cumbre.


Superado sin problemas el rebollar anterior haciendo un poco de curveo, llego a la primera pedriza. Resulta disfrutona, después de tanto brezo


Desde el final de la primera pedriza, la segunda y la cumbre


De izquierda a derecha, Catoute (2.112 m.), Cerneya (2.117 m.) y Peña Carnicera (2.032 m.), desde los últimos metros mixtos de pedriza y rebollo antes de la cumbre


Fernán Pérez desde la cima del Lliriella


Dos de los enormes hitos de la cumbre del Lliriella (1.823 m.)


Cordal de ascenso entre el Témpano y el Lliriella

No me apetece nada, la verdad, bajar por este tramo que acabo de subir. Menos aún, recorrer el territorio vacío de la loma del Témpano. Pero no hay más opciones próximas. ¿O sí? Observo el cordal que sale hacia el oeste desde la siguiente cumbre al norte del Lliriella, el cordal que desciende abruptamente hasta encima mismo de Colinas del Campo. Frecuentemente me repito a mí mismo que no debo bajar por un lugar que no conozco, si no tengo datos de que el descenso sea seguro. Demasiados malos tragos he pasado por esa costumbre de no querer bajar por el mismo sitio por donde subo, si puedo remediarlo. Cuando bajas demasiado y no puedes seguir, da una pereza terrible volver a subir los cientos de metros de desnivel que has descendido para nada, así que tiendes a seguir hacia abajo, esperando que la cosa no esté demasiado mal. Pero a veces está realmente mal, siendo los principales riesgos esos arroyos que no se pueden cruzar bien por su caudal o por lo abrupto de sus orillas, o esos piornales tan impenetrables que ni reptando cual lagartija se pueden atravesar.


Cordal por el que pretendo bajar. Desde aquí no parece siquiera empinado


Me despido de la seguridad de la cima del Lliriella e inicio el aventurado descenso campo a través

Desde la cumbre del Lliriella se veía prácticamente la totalidad de ese cordal, y parecía factible. Por otro lado, sabía que otros a priori descensos factibles en el pasado se tornaron luego en descensos infernales. Luego está el agravante de ir solo y sin cobertura de móvil en esta zona. Estuve sopesando las dos opciones de regreso durante unos minutos, mientras engullía algunas viandas, para al final lanzarme a la aventura. ¿Qué será? ¿Que mi vida igual últimamente se puede estar volviendo monótona y sin alicientes, y necesito inconscientemente alguna emoción fuerte? ¿O será que tengo una memoria indulgente con las malas experiencias? ¿O será que mi signo del zodiaco tiene demasiado poder sobre mis decisiones? Fuera lo que fuere, sabía que el descenso iba a ser incómodo, porque era totalmente campo a través durante seiscientos cincuenta metros de desnivel. Cuán incómodo estaba aún por ver.


Moco de pavo. Rebollos de un metro y brezo por la rodilla. He tomado una buena decisión bajando por aquí


Algunas islas de piedra rompen la monotonía del brezo. El arándano está con la hoja en su mejor color.

Para evitar en lo posible tramos de vaguada, donde crece más la vegetación y la pendiente es mayor, me dirigí hacia la siguiente cota del cordal, en dirección Fernán Pérez, para coger el inicio del cordal, aunque sin llegar a esa cumbre, atravesando la ladera ligeramente por debajo de ella. Por allí el brezo no estaba alto y había algunos diminutos canchales que hacían de puente para ir avanzando. Enseguida llegué al cordal de descenso, donde el brezo se mantendría a la altura del muslo. Desde la cumbre del Lliriella había intentado memorizar la disposición de las cuatro bandas de rebollos que había en el cordal, porque una vez que llegara a ellos no iba a tener perspectiva y no sabría por dónde buscar su punto débil. Porque atravesar un rebollar puede llegar a ser lo más incómodo que le puede ocurrir a uno; no pinchan, como tojos y zarzas, pero al contrario que los piornos, no ceden por más que uno lo intente, y puedes llegar a quedarte realmente inmovilizado entre ellos. No sé si tuve mucha suerte o buena memoria, pero logré franquear todas estas barreras sin mayores problemas. Las primeras consistían en rebollos no más altos que yo, pero la última, aparte de mucho más larga, tenía ejemplares de varios metros de altura. El brezo, a estas alturas, ya me llegaba por la cintura y no veía muy bien donde ponía los pies. De cuando en cuando aparecían restos de algún antiguo sendero, que desaparecían a la primera de cambio.


Estoy bajando como un rayo. Ya no me queda na...


Todo va entrando dentro de lo previsto...


Qué lejos queda ya el Lliriella


Vamos a ver... este rebollar, el tercero, había que irse hacia la derecha. Vamos a ver, vamos a ver... Otro menos.


Esto ya está finiquitado. Supero este último bosquete, llego al sendero, me voy a la izquierda y llego a los desbroces...

Desde la cumbre había visto también una especie de sendero o desbroce estrecho que atravesaba en horizontal la parte inferior del cordal e iba hacia los grandes desbroces a los que llegué por la mañana en el primer intento infructuoso por el camino a ninguna parte. Cuando llegué a él, resultó no ser absolutamente nada más que un capricho de la vegetación y un engaño óptico. Antes de llegar a él el brezo ya me tapaba y la pendiente era muy acusada, con numerosos escalones invisibles bajo mis pies. Al llegar al supuesto desbroce, empezaba el territorio de los piornos. Avancé unos metros en dirección a la vaguada, adonde supuestamente se dirigía el falso sendero, pero los piornos enseguida cerraban el paso, lo que me obligó a seguir descendiendo, por el tramo más abrupto de todo el cordal. El problema de estas situaciones es que no sabes lo que tienes por debajo y si estás yendo a un callejón sin salida. Hay que estudiar la jugada lo mejor posible en los puntos sobresalientes desde los que puedas tener algo de visión de lo que te espera.


Pero, pero, pero... si tenía que haber un sendero por aquí.... ¡¡yo lo vi!!


Otros doscientos metros de desnivel entre piornos y rocas. No, no he tomado una buena decisión bajando por aquí

Afortunadamente, fui encontrando los mejores pasos por entre el laberíntico lugar, y conseguí alcanzar la vaguada sin mayores problemas. Atravesé a continuación una extensión de terreno arado y llegué al camino de la mañana. En total, casi una hora para descender los seiscientos cincuenta metros. Haciendo cálculos, apenas ahorraría un cuarto de hora sobre si hubiera hecho el descenso por el itinerario de subida, que hubiera sido infinitamente más cómodo. El cordal que recorrí no me aportó nada visualmente, ni descubrí nada absolutamente de interés.


Por entre esos rebollos y piornos llego por fin a la 'civilización'. VAYA ROLLO DE BAJADA


Un último vistazo a la ladera

Vamos, que no volvería a hacerlo ni mereció la pena. Y por supuesto, tú que me estás leyendo, ni se te pase por la cabeza bajar por ahí del Lliriella. Suponiendo que tengas en mente subir. Si subes, hazlo en invierno, con un poco de nieve, que le dará color y enriquecerá un poco la monótona subida. Y si vas en verano, que sepas que no hay un árbol que te dé sombra en la mayor parte del recorrido.




Mapa extraído de Google Maps con la ruta realizada en trazo rojo. Pulsar en la imagen para ampliar





Nota: si no está visible la opción para dejar y ver comentarios, pulsa en el título naranja de este reportaje y ya podrás hacerlo.



26 comentarios:

  1. Uy... qué cansancio sólo de leerlo. Cualquier día Alto Sil desaparece entre piornos y rebollos y hay que ir a buscarlo a "¿Quién sabe dónde?"

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  2. Bonito reportaje. Muy completo. Las fotos son una pasada.
    Me llamó mucho la atención los monolitos. ¿Como fueron a para allí?. A veces ver cosas que no te dejan de sorprender.
    Como tú oipino que ojalá no llegue nunca a llevarse a cabo la construcción de esos infernales molino de viento que no hacen nada más que estropear nuestros paisajes.
    Un saludo.

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  3. María: no te despreocupes, que la mala hierba nunca muere
    Millaró: gracias, pero ni el fotógrafo ni la cámara dan para mucho. Lo que pasa es que de las 100 fotos que hice, alguna está medio decente. Lo de los monolitos insisto en que o no tienen otra cosa que hacer y están aburridos, o levantan piedras como si fueran caramelos. Son muy típicos de esta zona de Colinas del Campo, Primout y Salentinos.

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  4. Admiro tu tozudez en algunas de las rutas que nos describes, como en este caso. Yo, que las rutas las hago más en coche que andando, también trato de hacer la vuelta por un itinerario distinto a la ida.
    Por cierto ¿Cuál es la diferencia entre pedriza y canchal?

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  5. José: pedriza, pedrera, canchal, llera, chera, son todos sinónimos. En cada zona tienen predilección por una de ellas. Un saludo

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  6. Parezme que tienes el instinto de las vacas, que se meten entre los piornos por caminos que, o los conoces o nunca los encuentras...
    Los monolitos ¿no habrá alguna historia de civilización antigua, de extraterrestres o algo así?

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  7. Eminosuke: las vacas y yo tenemos algo en común que no te voy a contar ahora, pero que con tu característica sagacidad ya descubrirás en su momento. La teoría de que los monolitos sean fruto de una civilización antigua la desecho, porque en sus piedras no hay musgo, lo que quiere decir que se han erigido hace pocos años. De extraterrestres ya no digo nada. Habrá que preguntarle a Eustaquio...

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  8. Cuanto paisaje, solo de verlo me parece que respiro aire puro, estando aqui entre la contaminacion ..... saludos

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  9. Ya, María, la verdad es que aquí somos unos privilegiados por tener las montañas y los bosques a tiro de piedra. Un saludo

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  10. Me siento muy identificado con las situaciones que nos describes: brezo,piorno,rebollar,que poco a poco le empiezan a tapar a uno. O bajar por donde no lo hay que hacer y luego como no apetece subir de vuelta meterse en algo peor, uff. Qué malos recuerdos. Ayer mismo por los Ancares me ví en una similar, por aquello de no volver por el mismo camino.

    Excelente artículo.

    Saludos.

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  11. Rutinasvarias: ya leeré tu aventura en Ancares cuando la publiques. Yo creo que en el fondo, cuando tomamos estas peligrosas decisiones, está el gusanillo de la apuesta: me puede salir mal, pero igual he tenido buen ojo y me sale bien. Y unas veces sale bien, y otras, realmente mal. A mí en esta ocasión me salió relativamente bien.

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  12. Cada uno en su ambiente, yo salgo antes de un piornal que de un centro comercial. Y también me fastidia volver por el mismo sitio.
    saludos

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  13. Madre mia macho. Tienes que poner el monte patas arriba cada vez que sales a dar un paseo!!
    Sinceramente, soy de tu misma raza. Siento debilidad por meterme en berenjenales, senderos desaparecidos y ásperas urces que te "acarician" constantemente. Y además solo!
    Pero te digo una cosa, eso es un montañero y lo demás gilipolleces! Y cuando uno llega sano y salvo al pueblo y casa, que rídiculo le parecen las cosas de la ciudad....
    Un saludo!

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  14. Alto Sil, una vez mas me atrevo ha hacerte unos pequeños comentarios sobre el reportaje que como siempre es precioso, en cuanto a la foto de Catoute que dices "peñas de la mata", pues esas peñas se llaman Peñas de Monte Fueyo, y la mata, también del Monte Fueyo, en cuanto al collado 1596, se llama Campa la Muezca, por cierto hasta esa campa iban los carros a gamones a Bubín y a tuerganos al Tempano, en cuanto a la bajada aburrida por donde bajaste, a mi no me parece tan aburrida, pero si hubieras ido un poco mas en dirección a Fernán Pérez, seguro que habrías echo una bajada mas emocionante, ahora no se si habrías llegado sano, se me olvidaba, las otras campetinas antes de llegar a las Torres de Lliriella se llaman las Campetinas de Llirilla.

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  15. Los Monolitos que parece que te hacen gracia, antigumente esos montes estaban llenos de pastores y para pasar el tiempo, se entretenían o nos entreteníamos en hacer esas torres no eran superhombres ni extraterrestes eramos pastores para pasar el tiempo y ahora esa costumbre la tienen los excursionistas cada vez que pasan por esos lugares ponen unas piedras y así se van conservando cosa que me parece muy bien y espero que no se pierda la costumbre, pues da gusto verlos desde Colinas y otros sitios.

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  16. Gracias, Caridi, por tu aportación toponímica. Un vecino de Colinas que marchó a vivir a Salentinos me comentó que las peñas se llamaban Peñas de la Mata. Otros nombres los copio de los mapas (con frecuencia están mal), porque no tengo otras fuentes.

    El comentario de los monolitos fue por poner un punto de humor a un reportaje tan árido como es la descripción de una ruta. Tradicionalmente estos monolitos eran obra de ganaderos y pastores, como imaginé que serían estos. Gracias de nuevo por tu aportación.

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  17. Alto Sil, mi intención al hacer estas puntuaciones, es solamente por aportar un poquito a estos reportajes tan preciosos que no haría falta nada mas que verlos y disfrutar de las fotos, pero como conozco bastante bien esa zona seguro que alguna otra vez si me lo permites te indicaré los nombres que denominan y conocen los vecinos de los pueblos, un saludo.

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  18. Caridi: los comentaristas como tú son una bendición. Ojalá en cada entrada que sale en este blog saliera un vecino corrigiendo los nombres que estén mal, y aportando otros. Y que encima les guste lo que leen, pues ya no tiene precio.

    Muchas gracias por haber encontrado este blog. Un saludo

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  19. Alto Sil, un día mandabas tu correo para conectar por messenguer, yo ya te incluí en mi lista y te mandé un mensaje de bienvenida, pero no se si lo habré echo bien, pues no he tenido noticias, un saludo.

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  20. No uso Messenger y además sólo funciona con cuentas de correo de hotmail. Simplemente, mándame un correo. Un saludo

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  21. Alto Sil, aquí estoy de nuevo, la quinta foto que pones Los Fasgadales o peñas del río Colinas se llama Vizbueno, el valle mas profundo que se encuentra en el centro de la imagen se llama El Ñabar de Vizbueno, hace muchos muchos años se subía el ganado a pastar, hay mas nombres pero la montaña se llama Vizbueno, Los Fasgadales se encuentran en la vertiente que no se ve en la foto está entre El Corral de las Yeguas o (Villa de Armenia) y la Vallina del Término, se llama asi porque es la división entre Colinas y Fasgar, supongo que sabes lo de La Villa de Armenia pero si no es así, yo te puedo informar lo que se cuenta a nivel popular, un saludo.

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  22. Alto Sil, he estado viendo unas fotos del jueves 8 de Abril de 2010, que titulas como "Nieves recalcitantes de Omaña" sobre la ermita de Peña Furada, te voy a contar lo poquito que yo se. Esos terrenos donde está la ermita son de un particular que hace muchos años llamaban Majín, supongo que ahora será de sus herederos había una casa de vivienda, para el casero que cuidaba el ganado y la labranza, había prados tierras, etc. y por tanto tenían que hacer todas las tareas propias del oficio, iban a porcentaje y al finalizar el año si habían nacido 50 crías repartían según lo que hubieran acordado. La ermita no se como se construyó, a ver si alguien lee esto y nos explica como se hizo y a quien pertenece, lo que si se es que la imágen apareció en unas peñas que se ven en la imágen a la derecha, que tienen una cueva y es de suponer que los pastores se refugiaran allí y en los ratos que allí pasaban se entetendrían en tallar madera, era normal que los pastores pasaran el tiempo escuchillando en un palo y les salió una imágen y la dejaría allí olvidada o escondida, esto es lo que yo supongo, lo oficial es que se apareció allí como un milagro, y desde entonces los pueblos vecinos le tienen mucha fe y se hace una romería el 15 de Agosto y se denomina como la Virgen de la Casa, esto es lo poquito que yo puedo informar, me gustaría que nos contaran las demás cosas de este lugar, que yo sepa nunca hubo ermitaños, se cuentan muchas cosas cuando la guerra y despúes de la guerra, pero eso fue puntual, eso ya estaba allí mucho antes, un saludo.

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  23. Caridi: yo siempre había llamado a esa montaña como figura en los mapas, que es las Torres de Vizbueno. Posteriormente me dijo un vecino de Fasgar que ellos les llamaban las Peñas del Río Colinas, y un montañero de Igüeña me dijo que siempre las había conocido como Peñas de los Fasgadales. Como las peñas dan para el otro lado, del abedular de los Fasgadales, me parecía que tenía su lógica. De Villa Armenia había leído algo en internet de que había sido un albergue de peregrinos, no sé si se refiere a una casa en ruinas que hay junto al refugio.

    Muchas gracias por toda la información que aportas de la ermita de Peña Furada. Lo de los ermitaños en tiempos recientes es más frecuente en la España mediterránea, donde el clima es más benigno. En la Edad Media los había por toda España.

    Un saludo

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  24. Alto Sil, no se a que cabaña te refieres, supongo que a la majada que hay en el corral de las yeguas donde se guardaba el ganado por las noches, ahora hay una cabaña recién restaurada y en el otro extremo hay los restos de otra cabaña, esa era la antigua cabaña donde se refugiaban los pastores antes de hacer la que hay ahora, no eso no era lo del hospital de peregrinos que dices, yo también he leído algo en internet y me gustaría saber de donde han sacado eso, pues yo nunca lo había oido, aunque no digo que pueda ser cierto. La villa de Armenia estaba y aun se ven los restos del asentamiento están subiendo de Colinas donde nosotros llamamos el corral de las yeguas, está justo antes de pasar el río para la majada hay un llano y se ven perfectamente los círculos de piedras que quedaban de las chozas que allí había donde vivían los moros antes de echarlos de esa zona, la historia de los moros si no la sabes y te interesa te la cuento en otro momento,un saludo

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  25. Por refugio me refería a la cabaña del Corral de las Yeguas. No me he fijado en esos círculos de piedra que dices. La próxima vez echaré un vistazo. Un saludo

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  26. Los monolitos como los llamas en Colinas se llaman torres y las hacian los pastores mientras sestiaban las cabras. Por eso se llaman las Torres de Liriella.Hay otras muchas lo que pasa que como no hay pastores estan caidas.y te digo antes de andar por el monte hay que conocer los senderos aunque estan casi ciegos siempre queda algo de todas los senderos los hace el ganado si no lo hay se pierden

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