viernes, 8 de mayo de 2009

El Alto de La Ferradura


El Alto de La Ferradura (1.883 m.), que es la cima secundaria más oriental del Cueto de Arbas. A su derecha, aparentemente más bajo, pero en realidad más alto, está el Pico Rapau (1.905 m.) Ésta es la visión que se tiene desde Villablino

El Cueto de Arbas (2.002 m.), techo del suroccidente asturiano, es una montaña altiva e independiente. Casi, casi, forma una sierra por sí sola. Se encuentra separada del resto de componentes de la cordillera Cantábrica por grandes collados, quinientos metros más abajo de su cumbre, lo que realza su perfil cuando se mira desde cualquiera de los puntos cardinales. Su imagen más espectacular, sin duda, es la que ofrece desde el valle del Naviego, donde se levanta mil metros en una nada de terreno.


El gran y valioso bosque de la Devesa de Caboalles, y por encima, con nieve, el Alto de la Cruz (1.724 m.), vistos desde el inicio de la ruta

Si siguiéramos el criterio de un cartógrafo que denominó a las tres cumbres del Muxivén como Muxivén Norte, Central y Sur, al Cueto de Arbas podríamos aplicárselo inicialmente también de esta misma manera. La terminología, por supuesto, no la emplean ni los vecinos de Lumajo ni los de Sosas de Laciana, que llaman a la montaña, globalmente, Pena (Peña) Muxivén. Norte, Central y Sur son términos que emplean los alpinistas, no los ganaderos. Pero con el Cueto de Arbas sucede también que dos de sus cumbres tienen nombre propio. El propio Cueto de Arbas sería la cumbre Oeste, mientras que el Pico Rapau sería la cima Central, y La Ferradura la cima Este. Cuando se sube al Cueto de Arbas por la ruta habitual del puerto de Leitariegos -la única que tiene sendero-, se ignoran completamente las dos cumbres más bajas, que quedan ambas a un lado del collado de la Fanetina. Aún podríamos añadir una cuarta cumbre al macizo, La Fana, sólo siete metros más baja que la principal, y apenas perceptible desde lo más alto.


Los diferentes pisos de la mina de carbón de interior La Escondida, en el valle de la Fleitina. De fondo, las montañas nevadas entre Degaña y el valle leonés de Fornela

Depende desde dónde se mire, el Cueto de Arbas cambia radicalmente de forma. Nada tiene que ver la vertical ladera llena de canales y paredes rocosas de su cara noroeste, con la lisa y boscosa cara norte, ni con la alargada y glaciar cara nordeste. Tampoco desde el sur muchos aciertan a ponerle nombre a la montaña, y se sorprenden al saber que esa ladera suave y ondulada es nada menos que el Cueto de Arbas. Cuando se mira desde el fondo del valle de Laciana, el Cueto de Arbas es una pirámide preciosa, acabada en un agudo y triangular pico, pero lo que se está viendo en realidad es la cima más baja de las tres, La Ferradura, ciento veinte metros más baja que la cima oeste o principal.


Último piso de la Mina La Escondida, por debajo de Pico Prieto (1.807 m.). A la izquierda de la cima asoma el terreno pelado de la mina a cielo abierto de Coto Cortés, que alcanza la cumbre de la montaña

Desde la carretera que parte de las proximidades de Caboalles de Arriba en dirección a la Escuela Laboral de Laciana y a la Mina La Escondida, unos metros antes de entrar a la primera, sale una pista de tierra que, haciendo curvas y recurvas, se dirige hacia el collado de Reciecho, uno de los tres collados que antes indicaba que rodean al Cueto de Arbas. Es una ruta muy sosa, a no ser por las vistas hacia la Devesa de Caboalles y su continuación en territorio asturiano con el bosque de Degaña. Según se va ascendiendo, siguen asomando otras cumbres más lejanas, como el Nevadín de Laciana, la Peña Valdiglesia de Salientes, o incluso el Pico Cuiña y el Miravalles, de Ancares.


Poco a poco, empiezan a asomar en el horizonte las cimas principales de la cordillera. Pico Chagüeños (1.838 m., izqda.) y Bóveda o Alto de la Furaquina (1.917 m., dcha.)

Encontramos algunos postes señalizadores del GR 203, denominado Por donde camina el oso, un sendero de gran recorrido que procede de Asturias, y que atraviesa la provincia de León en éste y en otro punto más al norte. Un sendero balizado de más de 200 kilómetros de recorrido, que se terminó hará un par de años, y que se ha convertido quizá en el fracaso más estrepitoso de entre los grandes proyectos que se han realizado con dinero público en el suroccidente asturiano. Un trazado que en algunas etapas no cuenta con lugares para pernoctar, lo que obliga al caminante a tener que dormir al raso donde buenamente pueda; que atraviesa algunas zonas del municipio de Cangas del Narcea que aún siguen en pie de guerra contra el parque natural, y cuyos vecinos han cortado el camino en algunos puntos; que se vendió a las autoridades locales como la panacea para lanzar al firmamento el turismo en estas comarcas, y que al año de su finalización ya tenía hierba creciendo a la altura de la cintura en algunos tramos. Y en definitiva, que este proyecto desde el principio fue simple y llanamente un gran negocio para alguno que muchos conocemos, y en eso se ha quedado.


El Alto de La Ferradura (1.883 m.), desde el Collado de Reciecho (1.513 m.), muestra su lado más soso, aunque tampoco se alcanza a ver la cumbre desde aquí

Siguiendo siempre el mejor ramal e ignorando todos los que salgan a derecha e izquierda, alcanzamos la parte más alta del collado de Reciecho, que tiene casi un kilómetro de anchura. Si seguimos de frente, alcanzamos un registro de agua, y un marcado descenso y posterior ascenso hasta la carretera del puerto de Leitariegos, a la altura de la Fuente Sagrada y la gran turbera, chamazo o llamardal conocido como La Chanada del Puerto. Por encima del collado se eleva, sin mucha salsa, el Alto de la Ferradura. Ya no es esa aguda cima que acuchilla el cielo, porque nos falta perspectiva. La ladera, de brezo, escobas y rocas aisladas, tampoco es para medalla olímpica en fotogenia. Además, no hay senderos ni nada que se le parezca para llegar a su cima.


Curvas de la carretera del puerto de Leitariegos, junto a la Braña de los Cabaninos, por debajo de La Coronina (1.467 m.), con la barbaridad de la mina ilegal de carbón a cielo abierto de Fonfría detrás


El Pico del Reciecho (1.628 m.)


La antipática subida al Alto de La Ferradura


El carácter aislado del Cueto de Arbas le confiere un amplio campo de visión en todas direcciones. Aquí, con teleobjetivo, algunas de las principales cumbres de la sierra de Ancares, como son el Pico Cuiña (1.985 m., izqda.), El Botete (1.915 m., centro) o el Miravalles (1.966 m., dcha.). Todas ellas, recortadas sobre una retroexcavadora que trabaja en el cielo abierto de Coto Cortés, de Cerredo

Unos metros antes del registro, por una brecha entre la vegetación accedí a una pequeña turbera, que parecía continuar con otras más pequeñas situadas más arriba. De momento, eran unos cuantos metros que le ganaba a la maleza que, inevitablemente me iba a tener que encontrar cara a cara en algún momento. Las grandes nevadas de este pasado largo invierno me sirvieron de gran ayuda, porque las escobas, muy altas, se encontraban muy vencidas y dobladas hacia el suelo, precisamente en el tramo de más pendiente de la ladera, donde no hay ni siquiera trochas del ganado que permitan avanzar aunque sea en cuclillas. También me ayudaron un par de pedrizas, que aunque de piedras pequeñas y movedizas, eran infinitamente más llevaderas para ganar altura. Alcanzados los 1.700 metros de altura, las escobas comienzan a compartir el terreno con el brezo, más pequeño y más razonable a la hora de negociar el avance. Algo después, alcanzo la primera terraza, con la vegetación mucho más abierta y grandes rocas que permitían ignorarla por completo. El primer nevero y estoy en la cresta. Por arriba, unas veces por el ventisquero y otras por terreno bastante favorable, se van subiendo las diferentes cotas, hasta que se llega a la más marcada y amplia, desde la que ya se ve el Pico Rapau, el collado de la Fanetina, La Fana, y por muy poco no se ve la cima principal del Cueto de Arbas.


Al llegar a la cresta de la montaña, ya se ve la cima del Alto de La Ferradura


Hay otras vistas menos edificantes: la célebre pared negra de la mina ilegal a cielo abierto de El Feixolín. Donde antes había una loma redondeada, ahora hay un corte vertical de cien metros de altura


En la loma anterior a la de El Feixolín, el cielo abierto ilegal de Fonfría ha hecho desaparecer un robledal. La explotación continúa varios kilómetros hacia el norte


La vida y la muerte conviven peligrosamente en estas comarcas. Girando 45º la cabeza hacia el norte, aparece la belleza, aún sin mácula. Cueto del Oso (1.902 m., izqda.) y Pico Chagüeños (1.838 m., dcha.), sobre los verdes prados de La Collada o Puerto de Cerredo (1.354 m.)

Había estado sólo una vez en el Alto de La Ferradura, años atrás. Subí, a principios del otoño, desde las pistas de esquí de la estación invernal de Leitariegos. En una de ellas, contemplaba el paisaje un fornido montañero solitario. Era el Sherpa, un conocido montañero de Villablino, que hacía algún tiempo había completado la ascensión a todos los dosmiles de la cordillera Cantábrica. Charlando, subimos ladera arriba, campo a través, hasta el Pico Rapau, donde nos separamos, él hacia el Cueto de Arbas, y yo hacia La Ferradura.


Un gran ventisquero conduce hasta la cima


Cueto de Arbas (2.002 m., izqda.) y Pico Rapau (1.905 m.), desde el collado entre este último y el Alto de La Ferradura (1.883 m.)

Desde el Alto de La Ferradura continúo hasta el collado antes del Pico Rapau, donde el ventisquero, de varios metros de espesor, se comienza a agrietar, como haría cualquier glaciar, debido a las tensiones internas que produce la fuerza de la gravedad. Desde este punto giro hacia el sur, para iniciar el descenso, campo a través de nuevo, en dirección de nuevo hacia la Mina La Escondida. El terreno es muy abierto en un principio, mientras se bordea el pequeño circo glaciar, el único que se formó en la ladera sur de la montaña durante la última glaciación, hace quince mil años. Cuando la ladera gana pendiente, de nuevo las escobas y el brezo se confabulan descaradamente contra mí y me cierran el paso, lo que me obliga a irme hacia la cabecera de la Reguera Cavada, por encima de la gran cárcava que contribuye a su nombre. Un nevero ahí, contrasta con el negro de una porción de terreno recientemente quemada que hay por debajo, por donde circula una línea de estacas con alambre de espino. Aprovechando lo quemado para avanzar, llego a la zona de repoblación que no sé cuándo se realizó, pero que no debe de llevar más de año y medio.


La Fana (1995 m.), último hombro del Cueto de Arbas antes de la cima principal, por encima del único circo glaciar de la cara sur de la montaña


Las Brañas de La Fleitina, desde un reciente incendio

Enlazo con una curva de un camino, utilizado para la repoblación. Lo de repoblación es una manera de hacerme entender porque, en realidad, a pesar de las docenas de hoyos que inspeccioné, no conseguí ver qué era lo que allí se había plantado. Quizá fueran cebollas, o zanahorias, o cualquier otro tubérculo, porque lo que es por encima del suelo, no se veía absolutamente nada. Bueno, nada, nada, tampoco, porque los cientos de cajas abandonadas en el gigantesco desbroce abierto a las escobas y el brezo, bien visibles que eran. Dentro de lo malo, esas cajas de fina madera se reintegrarán al medio en unos cuantos años. Lo que ya probablemente no vean disuelto ni nuestros hijos ni los hijos de sus hijos sean las bandejas de plástico que contienen los plantones, como tampoco se reabsorberán los bidones de plástico de aceite lubricante para las desbrozadoras, otro elemento típico dentro de lo que se suele abandonar en este tipo de trabajos.


Llego a una extensa zona donde se han abierto en el terreno miles de hoyos para repoblación, pero en los que no veo plantado nada. Eso sí, cientos de cajas de madera como ésta sí que permanecen sembradas por el terreno


Ni siquiera se han molestado en esconderlas. Al fondo, el Alto del Modorno (1.742 m.)


Las de madera, por lo menos, en una década prácticamente se habrán desintegrado, pero éstas de plástico, no



El colmo del acabose: bidones vacíos de aceite lubricante para desbrozadora, que además, contamina. ¿Tanto esfuerzo suponía el haber bajado todo esto en los mismos vehículos en que se subió?

Supongo que cuando se saca a concurso una repoblación forestal, el contrato incluirá algún tipo de exigencia respecto a la retirada de residuos por parte de la empresa adjudicataria. Si no es así, algo habría que hacer al respecto. No puede ser que se repueble el monte, en una zona de tránsito del oso pardo nada menos, y que absolutamente nada de lo que se trae luego se baje en los vehículos en que se subió, y se deje tirado de cualquier manera. Aunque, viendo las dos explotaciones a cielo abierto que a poca distancia de allí, sin permiso, el empresario minero inició hace ya una década, que han desmontado, etapa tras etapa, varios kilómetros de montaña cada una, y que nadie para y cuyas multas el empresario no paga y al que nadie obliga a pagar, es hasta lógico que para las infracciones menores no haya mano acusadora y castigadora. O como aquel vecino de Villablino que construyó un chalet junto a un cantadero de urogallo sin que nadie se lo impidiera ni le obligue ahora a su demolición. Aunque si yo mañana defraudo a Hacienda 100 euros, convencido estoy de que no sólo no me van a perdonar, sino que todo el peso de la Ley caerá sobre mí sin piedad alguna.


Ya en el fondo del valle, Brañas de La Fleitina y Alto del Modorno


Ventana de una de las brañas


Cueto de Arbas desde una de las brañas

Es lo que tiene vivir en una república bananera (que luego presume de pertenecer a una entidad de países más civilizados, como es la Unión Europea): que el político que no roba es tonto; al político que pillan robando es el más tonto de todos; el gran empresario hace y deshace y no pisa la cárcel; y al ciudadano que cumple con lo que le exige la ley y vive sin molestar a nadie, se le presiona, vigila y exige como al mayor criminal de todos. Pero bueno, si los políticos son los que redactan y promulgan las leyes, siendo ellos el cáncer de nuestra sociedad, ¿qué demonios podemos esperar?


Mapa extraído de Google Maps con la ruta realizada en trazo rojo. Pulsar en la imagen para ampliar


Mapa global del espacio natural Alto Sil con la ruta realizada en trazo azul. Pulsar en la imagen para ampliar




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2 comentarios:

  1. Lo que podría ser una ruta magnífica, acaba convirtiéndose en una completa desilusión al observar los destrozos de las minas a cielo abierto, y la desidia de unos operarios que dejan los plásticos y bidones de aceite tirados en medio del monte, sin que la empresa ni la administración hagan nada por remediarlo.

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  2. Iba a decir exactamente lo mismo que Jose de Mingo. Un saludo y gracias por mostrar al mundo todo esto a ver si asi se hace algo por solucionarlo

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