Uno de los pinos esporádicos que crecen en algunos puntos de San Miguel de Laciana
Estamos mal acostumbrados ya. Con este invierno tan extraordinario en nieves, del que no se recuerda algo parecido en las últimas tres décadas, una nevada de veinte centímetros de espesor es casi ya una anécdota que no hace arquear las cejas a nadie. Desde luego era mucho más guapo anoche, mientras caían gruesos copos a la luz de las farolas, que una vez que ha concluido. Más que nada, porque mientras se contemplaba se tenían esperanzas de que el temporal no parara y las nubes tuvieran munición en abundancia.
La Peña de Carraceo desde las calles de Meneza
Aún así, como cualquier otra nevada mayor o menor, se disfruta del paisaje y aquí van unas instantáneas de San Miguel de Laciana y Villager.
Prados de Villager de Laciana
Dice el refrán que por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves. Bien, San Blas es el 3 de febrero y estamos en año de nieves, pero las cigüeñas han empezado a llegar a Laciana. Parece que las cigüeñas tienen el calendario climático ajustado a los últimos años y les ha pillado a contrapié este peculiar invierno.
Ahí está, más pancha que ancha
Los bungalows del cámping Laciana, vistos así fuera de contexto, parecen una aldea alpina o nórdica
La iglesia románica de San Miguel de Laciana
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