jueves, 29 de diciembre de 2011

Feliz 2012



Lógicamente, la foto de cabecera con el Cueto Nidio visto desde Villablino no es de estas navidades, porque no sólo no hay blanca navidad en Laciana, sino que este fin de año ha sido el más pobre en precipitaciones -de agua y de nieve- desde hace mucho tiempo. Laciana, que se ha jugado todos los cuartos destinados al turismo a un solo boleto, el de la estación de esquí de Leitariegos, ahora está como está, sin turistas, porque no se ha podido esquiar ni un solo día esta temporada. Quizá esto sirva para recordar a los que distribuyen el dinero que el año tiene cuatro estaciones y que igual que en la temporada 2003-2004 sólo se abrió Leitariegos una semana, eso puede volver a ocurrir muchos más años, y más teniendo en cuenta que el clima está de tonto como está. Ojalá en enero caiga una gran nevada y haya nieve hasta abril, pero sería interesante que recordaran que Laciana tiene tanto que ofrecer al visitante en primavera, verano y otoño como en invierno. Y al que no lo crea, sólo le recomiendo que se dé un paseo a mediados de octubre por cualquiera de los bosques del sur de Laciana; si los tonos del bosque multicolor no le dicen nada, entonces ya no hay nada que se pueda explicar.

Cambiando de tema, feliz año 2012.


martes, 13 de diciembre de 2011

Mapa del Alto Sil


Este mapa recién publicado abarca todo el espacio natural (categoría que no se sabe muy bien lo que es) del Alto Sil y algunos de los territorios de alrededor. Está en escala 1:50.000. Puede parecer un simple trozo de papel, pero da más trabajo hacer un mapa de éstos que cinco libros, lo que viene a explicar que se publiquen muchísimos más libros de rutas que mapas excursionistas.
Ahora mismo no hay más de siete u ocho mapas parciales decentes de una cordillera tan extensa como es la Cantábrica. Los que hay suelen ser obra de particulares o pequeños editores, ya que una editorial grande, que tiene que pagar nóminas, no puede esperar a que pasen varios años para recuperar la inversión económica. Y es que la cordillera Cantábrica, fuera de Picos de Europa, Somiedo o la Montaña Palentina, sigue siendo una increíble desconocida (si la comprasen los holandeses, alemanes, británicos o belgas, la iban a poner a producir desde el minuto uno y, además, con un estado de conservación natural y arquitectónico óptimo).

Aparecen cumbres como el Cornón,
Penouta, Muxivén, Cogollo de Cebolleo, Cueto de Arbas, Peña Salgada, Nevadín, Tambarón, Valdiglesia, Catoute, Peña Cefera y tantísimas otras menos conocidas pero igual de interesantes de ascender.


domingo, 21 de agosto de 2011

I Encuentro Sioux (V Encuentro Bloguero) del occidente asturleonés



Pico Coronzo y valle del río Ibias desde el hórreo de Casa el Xastre

Todos los encuentros de blogueros del Lejano Oeste asturleonés han tenido la suerte de ser disfrutados en entornos de privilegio, tanto naturales -como Fonduveigas, Xedré/Gedrez o Villardecendias- o urbanos -como la preciosa ciudad de Logroño-. El V Encuentro de Chiflados del remoto culo del mundo -con perdón- fue también el primero ubicado dentro de la Reserva Natural Integral de Muniellos, o como alguno malinterpretó, de la Reserva del Pueblo Sioux, con las consecuencias de indumentaria que luego eso trajo consigo.

Vista completa del hórreo, con la sierra de Trabáu al fondo

Para los que no hayan oído hablar del bosque de Muniellos, les informaré de que es el mayor robledal de Europa occidental (dentro de los bosques de roble bien conservados) y que el acceso está restringido a 20 personas por día, que pueden realizar a pie un itinerario circular hasta las preciosas lagunas de Muniellos (increíblemente grandes para la altura a la que están, comparando con lo que es habitual en la zona) o bien realizar el tramo más corto del circuito hasta las lagunas, volviendo por el mismo sitio. Hay excepciones a esta restricción de acceso, porque hay dos aldeas dentro de los límites de la reserva, a las que sí se puede acceder de forma libre, por carretera (La Vilietsa / La Viliella) o por pista de tierra (Valdebueis / Valdebois / Valdebueyes). Estas dos localidades están situadas fueran del valle de Tablizas, que es donde se realiza el circuito a pie con el tope de 20 personas por día, pero aún así, la belleza del entorno de ambos pueblos es excepcional, con una masa de bosque que ocupa casi la totalidad del territorio circundante.


Pinturas de guerra

Gran jefe de tribu vecina tomando agua de fuego



Agua de fuego ser cosa muy mala con estómago vacío

El encuentro de blogueros se realizó en la Vilietsa, pueblo natal de Manolín de Casa el Xastre, autor de un cultivado y minucioso blog sobre su tierra y que fue el anfitrión de este encuentro (siendo María del Roxo la promotora de los tres primeros y José de Mingo el del cuarto). Su papel de organizador y la carga de trabajo fue compartida por miembros de su familia, como su hermana, cuñado y su madre.


Flora, magnífica anfitriona

En cuanto a lo meteorológico, al bochornoso calor inicial, más propio de los trópicos que de Asturias, siguieron los sonidos de los truenos, alguna gota de agua, y algo menos de calor para concluir la jornada.

El paradisíaco entorno de La Vilietsa

Los primeros asistentes en acudir a La Vilietsa fueron unos extraños sujetos ataviados con tocados de plumas, tomahawks e incluso carcaj con flechas -o eso intentaban parecer- de madera de avellano -no sé si habrá avellanos en las grandes praderas de USA) y no con muy buenas intenciones, a juzgar por las pinturas de guerra que adornaban sus furibundos rostros. A pesar de las instrucciones previas del anfitrión de que era sumamente complicado aparcar en las proximidades de la Casa del Xastre, unos ibienses, con El Chapras al volante, llegaron hasta el mismísimo hórreo montados en su vehículo (hay que indicar que El Chapras en su Nissan es como Alberto Contador con las dos ruedas cuando ve una cuesta -se emociona, el hombre-). Habiendo pasado lista de asistentes (hubo algunas bajas importantes), los allí reunidos se lanzaron como posesos sobre un buen número de botellas de sidra, con el estómago aún vacío y con lo que eso supone, a lo que siguió una opípara comilona (con muchos encuentros como éste no vamos a llegar a los cien años de edad) aliviado posteriormente por un paseo en ascenso permanente que ayudó algo a bajar la comida.


Guerrero de tribu ibiense sin identificar, echando un vistazo a la cabellera de un asistente próximo e imaginándosela colgada de la puerta de su tienda

Un servidor abandonó el lugar antes de que aquello se convirtiera en un desenfreno impropio de gentes de edad ya respetable (he oído que hasta bailaron), así que el relato de lo que ocurrió a altas horas de la madrugada (ésas en las que las personas decentes dormimos como benditos) tendrá que correr a cargo de otros de los asistentes al encuentro.


Remo, un mastín lacianiego en tierras cabreiras

No estoy al tanto de todas las viandas que aportó cada uno pero, como siempre, hubo comida para el triple de los asistentes presentes. Por supuesto, esa noche ya no hubo quien tuviera sitio para la cena.

Lugar donde los guerreros de La Vilietsa adoran al Gran Espíritu. Algunos guerreros de buen vivir abandonan el lugar antes de que el vicio y la podredumbre se apoderen de los corazones del resto de asistentes

Nota: esta versión del encuentro bloguero es totalmente parcial y subjetiva. Se espera que en cuanto el resto de asistentes concluya sus días de vagancia veraniega, se añadan distintas versiones de los hechos en los respectivos blogs, como autor o comentarista.

viernes, 19 de agosto de 2011

Nuevo libro de Ancares

Portada del libro Ancares en coche y a pie

Corre el año mil novecientos setenta y poco. Van un andaluz, un madrileño y un catalán -los tres montañeros- allá por el Pirineo. Se cruzan con un caminante francés, que entabla con ellos animada conversación. En esto que les consulta el galo a los tres peninsulares sobre algún macizo o sierra recomendable en la Cordillera Cantábrica fuera de los Picos de Europa. Tras algunas rascadas de cuero cabelludo y diversas miradas perdidas en el infinito, alguno de ellos murmura la palabra Ancares, a lo que los otros dos asienten. Si esta situación se hubiese dado veinte años después, nuestros tres protagonistas ibéricos hubieran sido capaces de emitir más nombres, entre los cuales estarían en primer plano los de Fuentes Carrionas, Somiedo o Muniellos. Otros veinte años más acá –en el ahora- entre un listado mucho más numeroso, surgiría quizá Laciana, Gistredo o el Alto Sil.

Habría que preguntarse ¿qué tiene Ancares para que su nombre suene ya desde hace tanto?

En algunos documentos y mapas editados por la Junta de Castilla y León, el Alto Sil está incluido dentro del Espacio Natural Ancares-Alto Sil o directamente Ancares a secas. Si algún día llegara a crearse semejante espacio natural, sería quizá el más grande de España en su categoría, por lo cual no creo que llegue a realizarse. Los bosques de Ancares son magníficos, aunque algo más pequeños y con algo menos de biodiversidad que los del Alto Sil; su arquitectura es en general muy similar, aunque en el Alto Sil las célebres pallozas no se den; las montañas son muy parecidas allí pero de menor altura, y la densidad de montañas también es más reducida. Poniendo la apariencia visual de ambos en la balanza, el resultado debería ser en teoría parecido, pero el nombre de Alto Sil -o Laciana o Palacios del Sil o Ribas de Sil, que son los nombres de toda la vida- no son conocidos como el de Ancares fuera de la provincia.


Nuevamente, habría que cuestionarse ¿por qué paisajes similares no han tenido el mismo reclamo que los de Ancares?



El Botete (valle de Fornela) y algunos de sus abedulares. No lejos de allí está el único hayedo de la vertiente leonesa de la sierra de Ancares

Ancares es el nombre de un valle leonés, que contiene unos pocos pueblos, y que da nombre al río que corre por su fondo y al puerto por el que se atraviesa la sierra para ir a la otra cuenca hidrográfica, la del Navia. Con el paso del tiempo, otros territorios próximos, como Fornela, Burbia y los gallegos de Navia de Suarna y Cervantes, han pasado a engrosar el término Ancares, pasando a ser “Los Ancares” o “Os Ancares”. Pero el límite exterior de Ancares no ha terminado de crecer, y ya llega hasta las tierras bajas, fuera de las montañas. De hecho, casi un tercio de El Bierzo forma parte ya de Ancares. Alguno, sin consultar ni pedir permiso, ha incluido ya en Ancares incluso parte del territorio asturiano, llamando a Ibias “Los Ancares asturianos”. Parece que a muchos les gusta pertenecer a “Los Ancares” y con el prestigio de semejante marca, no es de extrañar. Pero al ritmo al que va la ampliación de territorios, visto que ya el Alto Sil –según la Junta de Castilla y León- es también Ancares, va a llegar un día en que la porción de terreno desde las Rías Baixas hasta las Merindades de Burgos sea todo Ancares.

Independientemente de las anexiones involuntarias al terrritorio de Ancares, ¿qué magnetismo tiene esta sierra galaico-leonesa para que haya tantos que quieran apuntarse orgullosos a ese club?


De derecha a izquierda, Pico Cuiña (techo de la sierra de Ancares, con 1.992 metros), El Campanario y El Mustallar / Mostallar / La Mostallal

Para responder a esas tres preguntas, Julio Álvarez Rubio, que resucita de entre los quietos para cortar un silencio bibliográfico que duraba ya tres años, nos presenta un nuevo libro, esta vez sobre las dos vertientes de la sierra de Ancares: Ancares en coche y a pie. Un libro lleno de color y magníficas fotografías de paisajes y edificaciones, adornado con la culta –aunque amena- escritura de Julio, y que no es posible terminar de leer sin haber soltado alguna sonora carcajada ante sus ocurrencias o la forma que tiene de contar las cosas. Casi todas las fotografías son de Julio, pero el trabajo de cuarto oscuro es obra de Roberto Calvo Suárez, que ya le acompañó con mayor proporción de fotografías en sus últimos tres libros, y que también colabora en trabajos sin ánimo de lucro locales, como por ejemplo las fotografías de una reciente exposición de trajes regionales en Villablino o como las de un pequeño libro sobre Laciana del que ya se informó en este blog en su momento.


Excursión multitudinaria en la cima del Miravalles

La sierra de Ancares y sus aledaños neo-ancareses son diseccionados con diez rutas motorizadas y otras catorce para la Infantería Ligera, algunas de ellas para casi cualquiera y las otras, largas marchas para los más curtidos. A mí particularmente me fascina de Ancares la belleza de sus bosques, como los del valle de Burbia, del desfiladero de Balouta, los del entorno del Cuiña al final del valle de Ancares, los abedulares del Botete, el bosque del valle de Ortigal o el de Suastallas en Porcarizas, entre otros muchos. Raro es que a alguien no le llame la atención la colección de pallozas que aún se conservan en el conjunto total de pueblos de las dos vertientes, aunque ya mucho menor de la que existía hace tan sólo una década. Pero todo eso no debe de ser suficiente, porque Ancares siempre ha tenido una atracción especial que otros territorios que ofrecen tesoros similares no tienen o no saben –o no pueden- crear. Con este libro y las ganas de emplearlo a fondo sobre el terreno, seguro que descubrimos cuál es la esencia secreta de la sierra de Ancares.

miércoles, 13 de julio de 2011

El glaciar más grande de la cordillera Cantábrica: el del Alto Sil


El glaciar rocoso de la Peñona de Brañalibrán, quizás el más evidente de todo el Alto Sil.

Como refleja este estudio citado hoy en un periódico leonés, en el Alto Sil se localizaba la mayor masa glaciar de toda la cordillera Cantábrica. A pesar de que otros macizos montañosos de la cordillera cuentan con montañas mucho más altas, la configuración del territorio, con una gran extensión de terreno salpicada de cumbres de cierta altura y fondos de valle altos, hizo que numerosos glaciares de circo se unieran entre sí para formar glaciares de valle, que a su vez se juntaron, creando larguísimas lenguas de hielo.


Unión de dos glaciares de valle para formar el glaciar Kaskawulsh, en las montañas St. Elias, en Canadá


Glaciares de circo, que en su día se unieron donde está ahora la laguna para formar un glaciar más grande y con mayor velocidad de avance, mayor masa, y por tanto, mayor resistencia a la fusión.

El glaciar que procedía de La Cueta se unía al que llegaba desde el Puerto de Somiedo, y la unión de ambos giraba hacia el oeste, descendiendo a Villaseca de Laciana. Allí se juntaba con el procedente de Lumajo, aunque ambos ya se habían unido entre sí a través del collado de Gozapeiro, donde el glaciar de Lumajo desbordaba hacia el este. Pero la principal masa de hielo no se encontraba ahí, sino más al sur, en la sierra de Gistredo. Todas las cimas principales del macizo -desde el Nevadín hasta el Catoute- se encontraban unidas entre sí por una gigantesca masa de hielo, de la que descendían varias lenguas por los principales valles, uniéndose la del valle de Salientes -río Valseco- a la de Salentinos, formando un solo glaciar que concluía nada menos que en Corbón del Sil, tras 17,5 km. de recorrido.


Glaciar en el macizo del Piz Bernina, en los Alpes suizos. Salvando las diferencias paisajísticas y la verticalidad de las montañas, algo así debió de ser el glaciar que caía por la cara norte de la Peña de Valdiglesia.

Según el excelente libro El modelado de origen glaciar en las montañas leonesas, el segundo glaciar de valle más largo de la sierra de Gistredo era el que bajaba por el Campo de Santiago hacia Colinas del Campo, con una longitud de 12,5 kilómetros, mientras que una masa glaciar independiente que se extendía en el entorno del Cornapinos, bajaba por lo que ahora es Urdiales de Colinas, extendiéndose tres kilómetros y medio.


De nuevo dejando de lado las diferencias del terreno, con esta imagen nos podemos imaginar lo que sería la gran masa glaciar que cubría todas las alturas de la sierra de Gistredo, de la cual descendían lenguas por los valles adyacentes.

Cuanto mayor es la masa de hielo, más resistente es a la fusión y más recorrido alcanza. La unión de tantos pequeños glaciares en otros más grandes fue favorecida por pendientes menos acusadas que en otros macizos cantábricos, y con fondos de valle más altos -en Picos de Europa, los valles están a muy poca altura, y los glaciares de circo apenas llegaban a unirse entre sí. En Chamonix, en los Alpes franceses, algunos glaciares descienden hasta sólo 1.300 metros de altitud, por entre el arbolado, casi dos mil metros por debajo del límite de fusión de glaciares de circo del mismo macizo, debido al gran volumen de hielo de los primeros.

martes, 21 de junio de 2011

La mediterranización cantábrica


El glaciar del Aneto -el más grande de España- en el año 2003. La línea azul es el límite del glaciar a mediados del siglo XIX, y en rojo, el límite en el 2003. En los últimos ocho años, ese límite se ha acortado aún más. Fotografía extraída de la web sobre el libro El glaciar de Aneto, de Jordi Camins Just. La recomiendo

Me decía a mí mismo últimamente que no recordaba un año en que no cayera una sola nevada en las cumbres en el mes de abril y mayo. Menos aún, que previamente se hubieran alcanzado los treinta grados en el mes de marzo a mil metros de altura. La masacre nival resultante en las cimas cantábricas era, por tanto, previsible. La desaparición de los neveros en nuestras montañas ha sido, de media, un mes más temprana de lo habitual.

El invierno último fue un invierno normal, sin estridencias, no tan radical como los dos anteriores, que pulverizaron las estadísticas de las últimas décadas. Inviernos fríos y nevosos que no sirvieron de nada, puesto que los veranos que los siguieron también batieron récords de altas temperaturas, y lo que más importa, que es la temperatura media anual, fue más elevada de lo normal.

Ayer me enteré que desde 1951, ésta ha sido la primavera más calurosa. Me apuesto lo que sea a que el invierno 1950-51 fue más frío que el 2010-11, y que el verano del 51 no fue tan caluroso como lo va a ser el del 2011. Porque yo sabía que a inviernos suaves les seguían veranos frescos -para compensar- pero no tenía ni idea de que a primaveras calurosas les sucedían veranos tórridos. Entonces, ¿cuándo viene la compensación térmica? ¿tendremos un otoño gélido?


El Nevadín, el 18 de mayo del 2009

Hay quien aún niega el calentamiento global. Aparte de los responsables de muchos grupos empresariales, cuyas actividades podrían no ser tan rentables si dejaran de aumentar claramente el efecto invernadero, los hay que piensan que porque nieve en la playa -donde nunca recuerdan que haya nevado- o que caigan cinco nevadas en un año en Madrid -cuando antes nevaba una vez cada tres años- el cambio climático es al revés: dicen que en vez de subir las temperaturas, están bajando. Luego, cuando a finales de mayo ha habido 42 grados -que tampoco ellos nunca han vivido- no dicen ni mu. Si hablas con cualquiera de los negacionistas de cierta edad, que hayan pasado su infancia en lugares próximos a altas montañas, todos te reconocen que antes nevaba mucho más, todos los años, y que la nieve en las montañas resistía mucho más que ahora entrado el verano. Pero curiosamente, este dato tan clarificador sobre el calentamiento global no parece hacerles caer en la cuenta de que en realidad sí está sucediendo.


El Nevadín, el 15 de mayo del 2011. El nevero de las Joyas del Nevadín, que no es visible desde aquí, y que en el 2010 resistió hasta finales de agosto, este año no llegó al mes de junio.

Algunos de los glaciares que conocí en los Pirineos hace veinticinco años ya han desaparecido, otros son simples neveros, y por supuesto, el nevero del Corral del Veleta, en Sierra Nevada -que era el campo de hielo permamente más meridional de Europa-, hace tiempo que se esfumó. ¿Por qué le doy tanta importancia a los neveros, a su duración, o a unos glaciares que a la mayor parte de la población nada parecen aportar y nada importan?

Muchas provincias de España -o países de África- tienen serios problemas de agua en el verano, que no serían tales si en su entorno existieran altas montañas cubiertas de nieve buena parte del año y por supuesto, menos aún, si tuvieran glaciares. Un nevero que resista hasta el verano garantiza el caudal de un arroyo para todo el año, por seco que luego pueda venir el otoño. Un glaciar es una mina de agua para una gran extensión de tierras bajas a muchos kilómetros de una montaña. Parece que como tenemos agua corriente, y casi nunca hay restricciones aquí en el norte, eso va a seguir siendo siempre así. Pero los tiempos están cambiando, y muy rápidamente. Hace pocos años, un verano terriblemente seco que siguió a un invierno poco nevoso, provocó que las tomas de agua individuales que tienen las casas de muchos pueblos de montaña de Asturias empezaran a tener problemas de suministro. Lo mismo sucedería a los pueblos con toma de agua común. Cuando se hizo la toma, hace ya unos cuantos años, nevaba algo más, llovía algo más, y los manantiales estaban bien nutridos. Una reducción porcentual pequeña del caudal del manantial es suficiente para no cubrir la demanda prevista y el gasto correspondiente ya establecido. Este año el problema puede alcanzar dimensiones que no se han conocido hasta la fecha, si no cae el diluvio universal este verano para asegurar esos manantiales.


Las dos cumbres del Tambarón, vistas por su cara norte, el 27 de abril del 2008

A los que nos gusta la naturaleza, este verano también puede suponer la desaparición estacional de algunas lagunas de montaña que nunca se secaban. Seco el manantial que las alimenta, con el calor que nos están anunciando, se secará la laguna rápidamente. Eso empobrece un ecosistema que siempre ha existido con esa laguna que nunca se secaba. Veremos qué ocurre con los verdes prados del norte, que tenemos que recordar que no son verdes en verano de forma natural, sino porque son regados, bien por aspersión o por acequias temporales que desvían parte del agua de los arroyos cercanos y la distribuyen por los prados. Si los arroyos pierden caudal, pueden empezar a surgir incluso problemas entre vecinos a la hora de regar. Si los arroyos se secan, los prados también, y el ganado ya no podrá pastar ahí.


Mismas montañas, el 9 de abril del 2011, y que deberían estar completamente blancas, aparecen con menos nieve que en la foto anterior, a pesar de que la otra está tomada casi un mes después.

Dicen que se está mediterranizando el norte, y que especies más meridionales irán colonizando la cordillera cantábrica. Eso quiere decir que los castaños, que hasta ahora no se atrevían a superar la cota de los 1.000 metros de altura por aquí arriba, empezarán a surgir en Laciana; o que las encinas que ahora no pasan de Las Ondinas, llegarán quizá hasta Villarino. Esto no es algo que me preocupe, pero sí que bosques húmedos fantásticos que tenemos aquí empiecen a tener problemas y mengüen.

Otro problema que aún no llegará a la cordillera Cantábrica, pero sí que lo hará a las regiones del sur de España, será el de las enfermedades tropicales, que están esperando justo al otro lado del Mediterráneo para cruzar el charco y extenderse por aquí. El que no se pueda beber agua de una fuente o de un limpio manantial de alta montaña es un problema que no se conoce hasta que no se vive. Los parásitos en el agua alcanzan incluso las alturas del Himalaya. Una vez que este mal entre por el sur, será cuestión de tiempo que alcance el norte.

Estamos ante el inicio de un grave problema, que algunos aún no sienten porque tienen aire acondicionado en sus casas y en sus coches -que neutraliza cualquier alta temperatura- y buenos frigoríficos y bares con bebidas frías por doquier. Tampoco les importa no ver nevar más, porque no les gusta la nieve ni circular con ella. ¿Problema? ¿Qué problema? ¡Verano todo el año! ¡Qué maravilla! ¡Calorcito!

Yo sigo opinando que al que le guste el calor, que se vaya a buscarlo donde ya lo hay, que es en muchos sitios, pero que a los que nos gusta el verde, ver nevar, y dormir tapados en verano, nos dejen seguir con ello, que también tenemos derecho.

Al final del verano hablamos, y sacaremos conclusiones. Ojalá se equivoquen los pronósticos, llueva a tutiplén, nieve en las cumbres en el mes de agosto, y todo quede en nada. ¡Ojalá!

jueves, 5 de mayo de 2011

Geovalentía


(Antes de entrar en materia, quería dejar en este blog mis más sinceras condolencias a la familia del minero vecino de Villablino fallecido ayer tras un accidente en la mina de Zarréu.)

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Dicen que con las cosas de comer no se juega. Y quien dice 'cosas de comer' dice 'las cosas que te dan de comer'.

A la hora de encarar la vida hay dos tipos de personas: por un lado están l@s valientes, y por el otro estamos los demás.

Y para combinar ambos párrafos, diré que hay quien es valiente y lanza sobre el tapete su valentía junto con lo que le da de comer. Es una apuesta arriesgada, que si sale mal te deja con un agujero en el estómago, pero que en determinadas circunstancias, si hay una gran solidez personal detrás, tiene los riesgos minimizados.

Ha caído en mis manos un libro que podría considerarse una de esas materializaciones de valentía, y que quería presentaros. No es un libro sobre León, sino principalmente sobre Asturias, aunque lo que cuenta es en general extrapolable a este lado de las montañas. Se trata de una recopilación de artículos publicados en prensa por Alberto Polledo Arias, y que lleva por título GEODESTELLOS.

El dinero suele ser muy cobarde, y por eso me parece admirable la actitud de alguien que, teniendo un negocio de cara al público, exprese sus opiniones libremente, criticando a las autoridades (que no suelen cambiar de un territorio a otro), y arriesgándose por ello a recibir el boicot de aquellos que las apoyan.

Apenas conozco personalmente al autor, aunque reconozco que me llamó la atención, desde el primer día que le vi, al otro lado del mostrador de su librería. Me transmitió confianza su expresión austera y disciplinada, combinando el rostro tostado y enjuto del que ejercita el cuerpo al aire libre, con la mirada inteligente y pensativa del que ejercita el intelecto. Me recordó parcialmente al recientemente desaparecido filósofo catalán Raimon Panikkar, al que vi hablar en un programa de televisión, cuando él tenía ya ochenta años, y que transmitía la rapidez y lucidez mental de alquien de la mitad de esa edad.

No espere el cliente de la librería Santa Teresa encontrar en su propietario la amplia sonrisa de Raimon Panikkar, porque Alberto Polledo Arias parece siempre absorto en insondables cavilaciones, que abandona de inmediato para atender, correcto y muy educado, al que por allí acude, buscando asesoramiento literario, del medio natural o de las montañas que tan bien conoce, ya que no en vano ha publicado varios libros de itinerarios por ellas.

De su reciente libro, que no he podido más que hojear, centrándome en algunos de los artículos (sigo sin tener tiempo para el ocio), extraigo dos textos que me han tocado alguna tecla, y que me parece que muestran bien el perfil de quien los escribió:

..."De la banca y cajas de ahorro qué vamos a comentar cuando todos sabemos que su único interés es ganar dinero a espuertas en tiempo de bonanza y solicitar al estado el de los contribuyentes en época de crisis"...

..."La soledad y el silencio completo son la mejor medicina contra el estrés, el antídoto ideal contra la depresión y el mejor tratamiento para encontrarse a uno mismo"...



miércoles, 13 de abril de 2011

Nuevo volumen de arquitectura tradicional de León


El libro que presento a continuación no está recién salido del horno, y seguramente muchos ya lo habréis visto en las librerías desde hace algunos meses. Es el tercer volumen de la serie de Cuadernos de Arquitectura, dedicado en esta ocasión a Luna, Bernesga y Torío. Este blog nunca ha llegado a esos territorios, pero hace tiempo que dejó de circunscribirse a Laciana y Palacios del Sil. El trabajo de campo de José Luis García Grinda, de nuevo, inconmensurable.


lunes, 21 de marzo de 2011

Libro de excursiones por el Alto Sil



Recuerdo hace unos años, que hojeando un libro de rutas de bicicleta de montaña por la provincia de León vi que no aparecía ninguna ruta de Laciana ni de Palacios del Sil. Recuerdo también otro libro que tenían en la biblioteca de Ponferrada, creo que publicado por algún organismo oficial, de excursiones por la provincia de León, y que sólo traía una por Laciana, cuando algunas localidades del páramo leonés traían dos o tres por cabeza (no es por hacer de menos al páramo leonés, pero en Laciana lo que más hay son montañas). Y por último, compré un libro sobre geología de la provincia de León, muy interesante, con imágenes y descripciones sobre Ancares, Babia, Luna, Alto Bernesga, etc., pero ni una sola sobre Laciana ni Palacios del Sil.

No culpo a los autores de las omisiones, porque ellos seguramente no han hecho más que ser el espejo de la falta de difusión que han hecho las administraciones sobre los tesoros de Laciana y Palacios del Sil. Algunas editoriales han publicado en los últimos años libros sobre montañas de toda la provincia de León, y aparecen algunas rutas en Laciana y casi ninguna en Palacios del Sil, que tiene aún mayor densidad de montañas que Laciana. Y siempre las mismas rutas, al Cornón, al Muxivén, al Tambarón o al Catoute, aunque casi siempre ascendiendo desde las vertientes contrarias (al Muxivén no, porque está íntegramente en Laciana). La Peña de Valdiglesia, por ejemplo, que es más alta que el Catoute y todas las montañas de alrededor, no sólo no aparece en ningún libro hasta ahora, sino que en los mapas de determinada escala (provinciales, de carreteras) ni aparece. Y como esta montaña, muchas otras.

A mediados de los años 90, el escritor lacianiego Julio Álvarez Rubio publicó un libro que rompía con ese ostracismo al que se había condenado a las montañas de Laciana y Palacios del Sil, en su obra Por el país de las brañas, que incluía rutas, además, por Somiedo, Omaña y Babia. Desafortunadamente, agotada la primera edición, el libro no se volvió a publicar, y quedó un inmenso vacío que no se ha vuelto a cubrir. Otra publicación de igual o mayor calidad del mismo autor, Laciana, un otoño -aunque el título no parezca dar a entender que sea un libro de rutas de montaña-, incluía una selección muy interesante de excursiones por Laciana, con buenas fotos y mejor texto. Este libro sigue en el mercado, aunque no sé por cuánto tiempo, así que si no te has hecho con él, más te vale, aún que estás a tiempo.

Aunque ya lo habréis leído en entradas de otros blogs de la zona, como el del Lejano Oeste, el del Tsobu de Laciana o el del Noroeste leonés, quería dejar aquí la versión de este blog montañero sobre el libro de excursiones a pie que acaba de ver la luz sobre el Alto Sil. Con 2 rutas a la Peña de Valdiglesia, otras al Bóveda, al Cueto del Oso y otras montañas que nunca jamás han asomado a ningún libro. Sin la calidad literaria de Por el país de las brañas, es una guía práctica, no para leer en casa en el sillón, salvo que uno quiera conocer visualmente el Alto Sil con las 700 fotos que trae.

Ojalá que Laciana y Palacios del Sil (el Alto Sil) empiecen por lo menos a sonar a los que jamás oyeron hablar de estos municipios, y que se les pase por la cabeza ir a echar un vistazo a ver si es verdad todas las maravillas que sobre ellos cuentan, y que, curiosamente, llevan ahí tantos años sin que se sepa de ellas.

Que cundan las ganas de publicar montañas de libros sobre estas comarcas llenas de montañas.


domingo, 20 de febrero de 2011

Noticia de prensa. Hallazgo en Laciana


Foto del artículo de prensa

Aparecía hoy en un periódico leonés una noticia sobre el descubrimiento de una nueva planta desconocida hasta la fecha, y localizada en los abedulares de Laciana. Os dejo aquí la noticia http://www.la-cronica.net/2011/02/20/leon/los-abedulares-esconden-una-nueva-variedad-de-diente-de-leon-112999.htm