lunes, 18 de mayo de 2009

De paseo por Piedrafita de Babia


Muxivén (2.027 m. izqda.) y Cornón (2.188 m., dcha.), desde los prados de Piedrafita de Babia

Hay de esos días de lluvia, no de mucha lluvia, pero sí lo suficiente para que no te embarques en alguna larga ruta de montaña, por si acaso, en que apetece estirar las piernas sea como fuere. Siempre hay lugares desconocidos, a veces a la puerta de casa que, por el simple hecho de poder ir en cualquier momento, se van dejando para un futuro aparentemente próximo, pero que nunca llega. Recuerdo una ocasión en que fui a visitar a dos amigos que vivían en León capital, uno de ellos de Sahagún, que nunca habían visitado la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada, que conocía yo simplemente de fotos en libros de texto de la escuela, y a la que les pedí que me llevaran. "Es que como está ahí, tan cerca, y se puede ir en cualquier momento, al final no hemos ido nunca".


La vega de Piedrafita de Babia. Al fondo, el Alto del Cuerno (de La Mora), devorado por las minas de carbón a cielo abierto


El otro Alto del Cuerno, encima de Piedrafita de Babia, en la ladera opuesta a la que contiene el pinar

Los lugares de recorrido pedestre a los que me referiré, desde luego no tienen el gancho que puede tener el monumento antes citado, por no decir que prácticamente no tienen ninguno. Y por eso mismo, seguro que casi nadie de Laciana o Babia ha puesto su pie en ellos. El primero de ellos transcurre por el gran espacio 'vacío' entre Piedrafita de Babia, La Vega de los Viejos y el puente de las Palomas. Digo 'vacío', porque es una zona de pastos casi llana en la que, aparte de caballos y muros de piedra, es raro que veamos algo que nos llame la atención. Por su interior, entre muros, discurre una red de caminos, accesible desde tres puntos diferentes, todos unidos entre sí. El canal que va paralelo a la carretera del puerto de Somiedo, pocos metros por encima de él, suelta de cuando en cuando unos espectaculares chorros de agua que vierten en los prados, regándolos y anegándolos por zonas. Lo más interesante, aparte de algunas turberas que se han formado, es la vista de 360º que se tiene desde allí, desde Piedrafita de Babia, pasando por los cielos abiertos entre esta localidad y el santuario de Ntra. Sra. de Carrasconte, hasta el Muxivén por el oeste o la Pena de Orbia por el norte.


El canal entre La Vega de los Viejos y Piedrafita desagua, ocasionalmente, sobre los prados de la vega


Pena de Orbia (dcha.)

La lluvia hizo acto de presencia, pero el paraguas fue suficiente cubierta y no hizo necesario el tener que refugiarse en el siempre cercano vehículo. El recorrido, en su totalidad, tenía la banda sonora de fondo de los dúmpers y retroexcavadoras de los cielos abiertos, que aquí ocupan la mayor extensión de toda la cordillera Cantábrica, teniendo en cuenta que todo lo abandonado no ha sido restaurado y, aparentemente, sigue formando parte de la misma explotación.


Peculiar caseta, con ventanas que parecen extraídas de un vehículo

El primer recorrido sólo supuso seis kilómetros, que siendo casi completamente llanos, apenas daban para poner un poco la sangre en circulación por el cuerpo. Al sur de Piedrafita de Babia, otra zona de pastos, más agreste, se encamina hacia el corazón de la explotación minera. Tomando el desvío hacia el santuario de Carrasconte, unos centenares de metros después, tras cruzar un pequeño puente, sale un camino bien marcado hacia la izquierda. Siguiéndolo, un ramal enseguida parte hacia la izquierda, en dirección a Piedrafita de Babia. El que sigue de frente, entra en la vaguada de un arroyo, y luego se vuelve a bifurcar. El de la izquierda muere en una hondonada cubierta de hierba, y el de la derecha, más marcado, inicia una larga cuesta, suave, que de pronto se ve truncada por una barrera de tierra depositada allí por alguna excavadora de la mina. En el ascenso, un cruce de mastín con perro ratonero, muy joven y con más miedo que vergüenza, buscaba mi compañía y al mismo tiempo reculaba con pavor en cuanto me dirigía a ella. Cuando veinte minutos después descubrió que yo no iba a darle una patada ni a golpearla, decidió que ya podíamos ser amigos.


Balsa para la extracción de agua de las minas de carbón a cielo abierto


¿Qué pensarán?

Juntos llegamos a la 'piscina'. Enorme. Mucho más pequeña que la del Campo de La Mora, pero es que aquélla es gigantesca. A ésta descendían empinadísimas laderas de tierra estéril, mezclada con capas de carbón. La falta de vida en todo su entorno me hacía recordar a esas lagunas en la base de los glaciares en las montañas más altas del planeta, rodeadas de morrenas siempre en movimiento, en las que no crece absolutamente la más mínima brizna de hierba. La diferencia es que aquello es natural, y esto no. Allí nunca hubo vida, y aquí la hubo hasta anteayer. Mirando ya hacia fuera del entorno inmediato de la laguna, refulge el verde brillante de la hierba mojada de los prados, que antes se extendían también a lo que ahora es una monstruosidad.


Aquí aún no ha llegado la explotación minera. Antes era todo así


El Cornón (2.188 m.), máxima altura de la comarca de Laciana y del espacio natural Alto Sil




Mapa extraído de Google Maps con la ruta realizada en trazo rojo. Pulsar en la imagen para ampliar



Mapa global del espacio natural Alto Sil con la ruta realizada en trazo azul. Pulsar en la imagen para ampliar



Nota: si no está visible la opción para dejar y ver comentarios, pulsa en el título naranja de este reportaje y ya podrás hacerlo.


1 comentario:

  1. Es curioso ver cómo lo que hay más cerca de uno es, a la vez, lo más desconocido y lo menos apreciado. Nos preocupamos por conocer e incluso proteger lugares remotos (sus problemas medioambientales, lógicamente, también nos afectan), y dejamos de lado aquellos sitios que, por residencia o lazos familiares, tenemos al alcance de la mano. Excelente entrada, como no podía ser menos, que nos da a conocer tanto la belleza del paisaje como los destrozos consentidos que asuelan estos parajes (belleza y tragedia a la vez).

    ResponderEliminar

Tu comentario puede tener más valor que el texto que yo haya podido escribir. No dudes en dejarlo. Gracias