Quien sea que ha pintado unos graffitis en la sede de Coto Minero Cantábrico (una de las empresas del mafioso Victorino Alonso) está equivocándose por completo, porque no se puede pintarrajear el edificio de alguien habiendo otros medios para decir lo mismo (la cuestión es que no han escrito nada que no sea verdad).
Dice la empresa minera que los gamberros fueron filmados por las cámaras de seguridad. No sé por qué me da a mí que su identidad va a ser desvelada rápidamente y se procederá a su detención inmediata. Que viene a ser lo contrario de lo que sucede en Laciana, donde tras un número elevadísimo de amenazas, insultos, atentados contra propiedades, ataques y envenenamiento a los animales, intento de quemar vivo a un ciudadano y un largo etcétera de asuntos mucho más graves que una pintada NO HA HABIDO UN SOLO IDENTIFICADO NI UN SOLO DETENIDO.
Dice el comunicado de la empresa que las pintadas "contienen los mismos insultos, mentiras y calumnias dirigidos a la empresa que determinados colectivos exhiben en sus páginas web". Aquí se puede aplicar el dicho popular de que "el ladrón piensa que todos son de su condición", o aplicado con mayor propiedad al caso "el mentiroso piensa que todos son mentirosos". Aunque más bien habría que puntualizar que en este caso el mentiroso no piensa que los otros son mentirosos, porque él sabe claramente que el único mentiroso es él.
Victorino ha descubierto el daño que está haciendo internet a su imagen. Hasta hace veinte años, que sólo se podía obtener la información a través de prensa o televisión, con el filtro o tergiversación intencionada que eso casi siempre supone, era muy difícil dar a conocer lo que sucedía en cualquier parte del mundo sin el concurso de esos medios. Hoy en día, cualquier ciudadano con acceso a internet puede poner en conocimiento del resto del planeta lo que sucede en su pueblo o su ciudad. Mucha información puede estar también distorsionada e incluso los mafiosos disponen de sus propias páginas web o blogs para desinformar o contrarrestar a los medios fidedignos, pero algo es algo.
Una sociedad que ya (por fin) empieza a darse cuenta de que la clase política en general y la española en particular suele tener una tendencia irrefrenable hacia la corrupción, y donde grandes grupos empresariales y bancos suelen ir de su mano, empieza a estar madura para saber que tanta información sobre la trama negra de Victorino Alonso no puede ser mentira. Cada vez son más los que descubren la existencia de este personaje siniestro y todopoderoso, que vive por encima de la ley con un descaro y un desparpajo que no está al alcance de los ciudadanos de a pie, a los que se nos exige el cumplimiento de la ley sin concesiones, que por otro lado es como debe ser, pero no sólo para nosotros sino también para los poderosos.
Muchos empleados de Victorino Alonso sufren en sus carnes los métodos del empresario, y son muchos los testimonios escalofriantes de condiciones de trabajo propias del tercer mundo, y ante las que tienen que callar o atenerse a las consecuencias. Empleados que tienen que escoger entre hablar o comer, y que prefieren lo segundo, porque el mercado laboral no ofrece hoy en día alternativas. Empleados que saben que el empresario está arrasando algunos de los mejores valles de la cordillera Cantábrica y con cuyo resultado les paga el sueldo, pero que no ven salida a su situación y que, manipulados por el empresario, terminan mirando mal a los que piden el cierre de las explotaciones de carbón a cielo abierto, y en algunos casos, llegando al insulto y a las agresiones. De entre los más radicales Victorino tiene su pandilla de matones, que usa para amedrentar y aterrorizar a los enemigos de sus chanchullos. Como en toda sociedad, siempre hay quien lleva la violencia en la sangre, y son innumerables las vías en que se puede dar salida a esa agresividad, que varían con cada cultura, cada país o cada lugar. En Laciana, estos individuos que necesitan cometer actos violentos como el respirar encuentran su vía de escape actuando contra los que supuestamente les quieren dejar sin trabajo, aunque igual que el célebre Cojo Manteca de los 80 actuaba en manifestaciones estudiantiles destruyendo mobiliario urbano sin ser estudiante, aquí ni siquiera trabajan en la explotación minera afectada.
Ahora Victorino Alonso se siente víctima. Sus lacayos han mandado al hospital hace una semana a un hombre, que a punto estuvo de ir al cementerio o a la unidad de quemados; al mismo al que le envenenaron tres mastines hace poco, al que casi se le muere intoxicado un caballo hace unos meses cuando le pintaron con brocha la palabra VERDE en el lomo; a otro díscolo le talaron todos los árboles que tenía en su cabaña como advertencia; ruedas rajadas, amenazas directas a ellos o a sus hijos, o casi linchamientos callejeros forman el resto del repertorio que durante unos años llevan sufriendo los que se atreven a enfrentarse al intocable Victorino Alonso.
Pintadas como ésta las ha habido por docenas en la dirección opuesta, y la mayoría de ellas ni siquiera ha salido en prensa. Tú que has sembrado las peores tempestades estás recogiendo ahora unas gotas de lluvia. ¡Pobre Victorino!
Pues ya puestos a contar "insultos, mentiras y calumnias" sobre un ciudadano ejemplar y de buen corazón como es Victorino Alonso, ¿por qué no crear un blog monográfico sobre el personaje? Total, es gratis. Con lo que me gusta a mí resolver rompecabezas e investigar, me parece que hasta me lo iba a pasar en grande.
Dice la empresa minera que los gamberros fueron filmados por las cámaras de seguridad. No sé por qué me da a mí que su identidad va a ser desvelada rápidamente y se procederá a su detención inmediata. Que viene a ser lo contrario de lo que sucede en Laciana, donde tras un número elevadísimo de amenazas, insultos, atentados contra propiedades, ataques y envenenamiento a los animales, intento de quemar vivo a un ciudadano y un largo etcétera de asuntos mucho más graves que una pintada NO HA HABIDO UN SOLO IDENTIFICADO NI UN SOLO DETENIDO.
Dice el comunicado de la empresa que las pintadas "contienen los mismos insultos, mentiras y calumnias dirigidos a la empresa que determinados colectivos exhiben en sus páginas web". Aquí se puede aplicar el dicho popular de que "el ladrón piensa que todos son de su condición", o aplicado con mayor propiedad al caso "el mentiroso piensa que todos son mentirosos". Aunque más bien habría que puntualizar que en este caso el mentiroso no piensa que los otros son mentirosos, porque él sabe claramente que el único mentiroso es él.
Victorino ha descubierto el daño que está haciendo internet a su imagen. Hasta hace veinte años, que sólo se podía obtener la información a través de prensa o televisión, con el filtro o tergiversación intencionada que eso casi siempre supone, era muy difícil dar a conocer lo que sucedía en cualquier parte del mundo sin el concurso de esos medios. Hoy en día, cualquier ciudadano con acceso a internet puede poner en conocimiento del resto del planeta lo que sucede en su pueblo o su ciudad. Mucha información puede estar también distorsionada e incluso los mafiosos disponen de sus propias páginas web o blogs para desinformar o contrarrestar a los medios fidedignos, pero algo es algo.
Una sociedad que ya (por fin) empieza a darse cuenta de que la clase política en general y la española en particular suele tener una tendencia irrefrenable hacia la corrupción, y donde grandes grupos empresariales y bancos suelen ir de su mano, empieza a estar madura para saber que tanta información sobre la trama negra de Victorino Alonso no puede ser mentira. Cada vez son más los que descubren la existencia de este personaje siniestro y todopoderoso, que vive por encima de la ley con un descaro y un desparpajo que no está al alcance de los ciudadanos de a pie, a los que se nos exige el cumplimiento de la ley sin concesiones, que por otro lado es como debe ser, pero no sólo para nosotros sino también para los poderosos.
Muchos empleados de Victorino Alonso sufren en sus carnes los métodos del empresario, y son muchos los testimonios escalofriantes de condiciones de trabajo propias del tercer mundo, y ante las que tienen que callar o atenerse a las consecuencias. Empleados que tienen que escoger entre hablar o comer, y que prefieren lo segundo, porque el mercado laboral no ofrece hoy en día alternativas. Empleados que saben que el empresario está arrasando algunos de los mejores valles de la cordillera Cantábrica y con cuyo resultado les paga el sueldo, pero que no ven salida a su situación y que, manipulados por el empresario, terminan mirando mal a los que piden el cierre de las explotaciones de carbón a cielo abierto, y en algunos casos, llegando al insulto y a las agresiones. De entre los más radicales Victorino tiene su pandilla de matones, que usa para amedrentar y aterrorizar a los enemigos de sus chanchullos. Como en toda sociedad, siempre hay quien lleva la violencia en la sangre, y son innumerables las vías en que se puede dar salida a esa agresividad, que varían con cada cultura, cada país o cada lugar. En Laciana, estos individuos que necesitan cometer actos violentos como el respirar encuentran su vía de escape actuando contra los que supuestamente les quieren dejar sin trabajo, aunque igual que el célebre Cojo Manteca de los 80 actuaba en manifestaciones estudiantiles destruyendo mobiliario urbano sin ser estudiante, aquí ni siquiera trabajan en la explotación minera afectada.
Ahora Victorino Alonso se siente víctima. Sus lacayos han mandado al hospital hace una semana a un hombre, que a punto estuvo de ir al cementerio o a la unidad de quemados; al mismo al que le envenenaron tres mastines hace poco, al que casi se le muere intoxicado un caballo hace unos meses cuando le pintaron con brocha la palabra VERDE en el lomo; a otro díscolo le talaron todos los árboles que tenía en su cabaña como advertencia; ruedas rajadas, amenazas directas a ellos o a sus hijos, o casi linchamientos callejeros forman el resto del repertorio que durante unos años llevan sufriendo los que se atreven a enfrentarse al intocable Victorino Alonso.
Pintadas como ésta las ha habido por docenas en la dirección opuesta, y la mayoría de ellas ni siquiera ha salido en prensa. Tú que has sembrado las peores tempestades estás recogiendo ahora unas gotas de lluvia. ¡Pobre Victorino!
Pues ya puestos a contar "insultos, mentiras y calumnias" sobre un ciudadano ejemplar y de buen corazón como es Victorino Alonso, ¿por qué no crear un blog monográfico sobre el personaje? Total, es gratis. Con lo que me gusta a mí resolver rompecabezas e investigar, me parece que hasta me lo iba a pasar en grande.
Si esto sigue así, igual me animo...
Estoy de acuerdo con todo lo que opinas pero yo tambien culpo a la clase política de este ayuntamiento, porque ellos tambien incitan a todos estos descontrolados y existen pruebas documentales de esto que digo, cuando en una manifestación ilegal en Sosas de Laciana cuando estaban los del 15M llegaron allí la alcaldesa y alguno de UGT,y de USO bociferando y con pancartas que decían " LACIANA NO ES VERDE ES NEGRA " Ó " FUERA VERDES " a parde de todos los improperios que por esas vocas saían. Si esto no es enaltecimiento al terrorismo como el caso Otegui que me digan a mi lo que es. Pero lo dicho.... EXISTEN PRUEBAS....y esa clase políctica de la que hablo tambien puede estar en el punto de mira
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