Victorino Alonso, jefe de jefesHacía mucho tiempo que no publicaba nada sobre el Gran Capo del carbón nacional, Victorino Alonso García. Ya escribí bastante y pasé el relevo al que quisiera seguir, pero aparte de los de siempre, a casi nadie le interesa hablar sobre este tema, teniendo en cuenta, además, que D. Vito Carbone está apoyado tanto por los dirigentes del PP como por los del PSOE, lo que provoca que sus votantes callen. Tampoco muchos llamados "ecologistas" abren la boca, porque si sólo fuera el PP el que defendiera a Victorino, estarían todos en la calle con las pancartas, pero como también está el PSOE, y el movimiento ecologista español, desgraciadamente, no es apolítico, sino que está profundamente politizado, cuando detrás de los desmanes ecológicos hay un gobierno de izquierdas, apenas dice esta boca es mía. Y eso no me parece bien, porque un atentado ecológico es igual de grave esté quien esté detrás. Y así le va al ecologista raso, que es uno de los personajes más odiados por la sociedad española, porque la derecha (que viene a ser casi media España) ya no se cree nada de lo que dice, porque ve que sólo suelen protestar contra gobiernos de derechas; es detestado por el colectivo de cazadores, por razones obvias; por ganaderos y agricultores, ya que sus intereses difieren radicalmente en muchos casos; y por los mineros de las explotaciones de carbón a cielo abierto. Si tenemos en cuenta que muchos mineros, cazadores, ganaderos y agricultores pueden ser de izquierdas, resulta que de la otra media España, apenas queda ya nadie a la que le pueda caer bien un ecologista.
Pues resulta que en el colectivo ecologista sí hay ecologistas de verdad, que denuncian las tropelías contra el medio ambiente sea quien sea quien las cometa, sea azul o sea rojo. Esos ecologistas coherentes con sus ideas, en vez de recibir un premio a su neutralidad, a su sentido común, y a su falta de sectarismo, resulta que al final son los que más peligro corren y los que más enemigos se buscan.
Entre amigos. Ahora que éste ya no está, ¿para cuándo una foto con Rajoy?
Ya casi nadie de estas latitudes necesita que se haga una presentación de quien es el mayor empresario minero de España, Victorino Alonso García. Al mismo tiempo, es uno de los principales delincuentes del estado, si tenemos en cuenta todos los juicios que tiene pendientes, que sólo son una mínima proporción de en los que debería estar, porque muchas denuncias contra él se han quedado en nada, cuando si fuera un ciudadano de a pie el causante, ya hubiera sido juzgado y penalizado, sin ningún tipo de miramientos. Victorino Alonso se encuentra protegido por esa inmunidad de que disfrutan políticos y empresarios, que rara vez pisan la cárcel, hagan lo que hagan.

Victorino Alonso tiene el don de la conciliación política. Es capaz de que alguien del PSOE (Miguel Martínez, izquierda), se encuentre a gusto con alguien del PP (Antonio Silván, derecha) o viceversa (lo de la foto es un mero ejemplo). En el lado opuesto, ha conseguido envenenar la relación entre vecinos en Laciana, sembrando cizañas de profundas raíces.
Pues bien, cuando algún alcalde de municipio minero ha decidido plantarle cara al empresario para impedirle cometer alguna de sus habituales irregularidades, la reacción clásica de Victorino es la de echar a la calle a todos los trabajadores, porque supuestamente ya no va a poder pagarles, y conseguir así que éstos, que tienen que pagar una hipoteca y que alimentar a sus familias, se amotinen contra el alcalde y le hagan cambiar de opinión. Ha funcionado siempre, más que nada, porque son pueblos pequeños donde todo el mundo se conoce, y donde tener a cien o doscientas personas (más sus familiares) tirándosete al cuello, suele hacer cambiar de opinión al más fuerte. Si el empresario minero fuera una persona honrada, recolocaría a esos operarios en otra de sus docenas de empresas, que no obliga a nadie a emigrar (como han dicho recientemente los afectados que ocurriría si fuera así) porque a la vuelta de la esquina, Victorino Alonso siempre tiene una empresa donde se les puede colocar. Lo que pasa es que no le da la gana, y sabe que es su arma para presionar a los díscolos.

Una de las pintadas que han aparecido en Laciana indicando domicilios y negocios de miembros de Filón Verde, el colectivo que, por su denuncia, ha conseguido que se paralice la mina de carbón a cielo abierto de Nueva Julia (foto de La Crónica de León)
Ahora resulta que el díscolo no es un alcalde presionable, sino la Unión Europea, cuyos mandamases viven bastante lejos como para poder ser chantajeados. 65 trabajadores de la mina de carbón a cielo abierto de Nueva Julia, entre las comarcas de Babia y Laciana, se encuentran en un ERE, por la paralización cautelar de la explotación. 65 trabajadores que se podrían recolocar en la gigantesca mina de Cerredo o en la aún más grande de Fabero, pero que si así se hiciera, el problema del cierre de la mina quedaría resuelto, y Victorino Alonso perdería otro de sus negocios redondos. Mandándolos a un ERE, con el frío que hace, el paro que hay y las pocas opciones de encontrar un trabajo, se consigue que el cabreo que tengan sea tal, que algo se podrá obtener de él. De momento, ya que no se sabe el domicilio de los miembros de la UE responsables de esto, y el autobús hasta centroeuropa cuesta un pasta, lo más fácil es ir a por los responsables locales, es decir, los que pusieron la denuncia contra la explotación a cielo abierto, que sí viven en la comarca, y cuyos domicilios son bien conocidos de todos, porque tienen dos cojones como el caballo de Espartero, y nunca se esconden, a pesar del riesgo para la salud que eso supone.
Para linchar, siga la flecha. Laciana empieza a recordar a la Alemania de los años treinta (foto del Diario de León)
No es la primera vez que Filón Verde le toca las narices a Victorino Alonso, y le fastidia uno de sus suculentos negocios. "Cuatro prejubilados", como dicen despectivamente, pero que dedican todo su tiempo no a recorrer bares ni a ver la tele, sino a intentar que Laciana, cuando el empresario le saque todo el carbón, no sea una escombrera gigantesca donde ya no se pueda vivir. Hay que tener mucho valor para salir a la calle en un lugar donde algunos querrían verte muerto, donde te han rajado las ruedas del coche, te han agredido, amenazado o destruido tus propiedades, simplemente porque te jode no poder beber el agua del grifo; ver las calles y las fachadas negras de polvo de carbón de los camiones que lo transportan, y que incumplen la normativa pero nadie les exige que la cumplan; porque ves que patrimonio arqueológico y natural se destruye impunemente sin que las autoridades (locales y regionales) hagan nada por impedirlo; y porque ves que un mafioso se está forrando destruyendo lo que es de todos, y que encima hay una parte de esos afectados que le defienden y amparan.
Quizá dentro de unos días tengamos que leer la noticia de alguna desgracia, porque la tensión (inducida y provocada, como siempre, por el empresario minero Victorino Alonso) es enorme, y los amenazados, francamente, poca protección pueden esperar de las autoridades, que por otro lado también se sienten incordiadas por ellos. Se inicia la caza del conejo, no con postas, sino con aviación cargada de napalm.
Si has terminado de leer esto, y eres ecologista sectario y politizado, vas a borrar este blog de Favoritos y me llamarás fascista; si eres uno de los 65 afectados por el cierre de Nueva Julia, seguramente te gustaría poder encontrarte conmigo por la calle para decirme cuatro palabritas, y que yo comprendería porque entiendo tu situación, pero me dolería porque sé que podrías estar trabajando en otro lugar, a cuarenta minutos de distancia, pero a tu jefe tú no le interesas, sino el carbón que sacas y la presión que puedes hacer cuando estás furioso; y si eres uno de tantos que vive y deja vivir, y calla y no se mete en líos, seguirás callando e intentarás no saludar muy afectuosamente a alguien de Filón Verde, no sea que alguno piense que eres uno de ellos y te ponga una flecha señalando a tu casa.
El Padrino está molesto. Los de Filón Verde le han vuelto a chafar un negocio. Y ya está bien. Va a haber que meterles un poco de miedo, a ver si por ésas. Y si no, siempre quedan métodos más expeditivos. Total, mire por donde mire, sólo gobiernan partidos políticos con los que hay buenas conexiones. Como los políticos, los capos casi nunca van a la cárcel, porque siempre hay algún pardillo a quien cargarle el muerto, y que purgue por ellos. Total, con negar cualquier conexión con el chivo expiatorio y haber tenido la precaución de no dejar pruebas incriminatorias que puedan llevar a algún juez temerario a hacer esa conexión, asunto resuelto. Y Victorino es un buen ajedrecista del mundo empresarial.
Victorino Alonso ha vuelto a mover a sus peones. Son unos pocos, que forman una especie de guardia pretoriana de entre su plantilla y se encargan de hacer el trabajo sucio. En este caso, han hecho de zapadores, para mostrar el camino a algún exaltado que tenga la sangre más caliente de lo normal y decida ajusticiar a "los que le han dejado sin trabajo", sin acordarse de que es su jefe Victorino quien le manda al ERE, en vez de a la mina de Cerredo, Fabero u otras que no están tan lejos para ir y volver en el día. Si tú eres el de la sangre caliente, antes de cometer ninguna tontería, te recordaré que si se te va la mano, el que va a estar unos añitos en la cárcel vas a ser tú, mientras que tu jefe se va a beneficiar de tu actuación, porque a lo mejor consigues acobardar al resto de díscolos que le joden su negocio e impiden que sea un poco menos multimillonario de lo que era hasta ahora. Tu jefe Victorino seguirá viviendo a lo grande, cazando antílopes en sus latifundios, codeándose con la crème de la crème (la merde de la merde) de la clase política, y no se va acordar de ti ni un solo segundo.
Piénsatelo.