domingo, 22 de marzo de 2009

A El Corralín, con María del Roxo


Ruinas en El Corralín

Hace unos días, Suso de Degaña publicaba una entrada en su blog de naturaleza, sobre El Corralín. No es por afán de copiar, que estaría feo, pero hoy voy a publicar otra entrada sobre El Corralín, sobre la corta excursión que pudimos hacer ayer acompañados de María del Roxo - sí, sí, la mítica María del Roxo -, que resultó ser de carne y hueso, aunque hubiera podido parecer lo contrario.


Barrio de abajo de El Corralín. La ermita de San Miguel es la casa de arriba a mano izquierda, junto a un pequeño espacio verde que alberga un merendero

Nunca había estado en El Corralín. Cuando se iba a declarar el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, hace un par de años, al estar este pueblo abandonado incluido en una Zona de Uso Restringido Especial, di por hecho que ya no iba a ser posible ir de visita a este lugar. A día de hoy, el parque sigue en suspenso, al estar recurrido ante un tribunal de justicia por un colectivo de vecinos afectados, y será por ello que las zonas de uso restringido aún no tienen el acceso prohibido para los visitantes. Es más, en el camino de acceso se ha renovado un merendero junto al mirador que ofrece las mejores vistas del entorno, y en el propio pueblo de El Corralín hay varias mesas en dos puntos diferentes, estando todo ello en zona restringida.


María del Roxo, que adoptó una forma humana para nosotros durante unas horas, contempla desde las peñas de El Pousadoiro las montañas que separan El Corralín del corazón de la Reserva de Muniellos.

El Corralín está en Ibias, pero es Degaña. ¿Mande? Sí, es un enclave o isla en el mar de Ibias, a un kilómetro de distancia de tierra firme. Linda con el municipio de Cangas del Narcea por un lado y con Ibias por el resto. Porque Cangas del Narcea sobrepasa aquí la divisoria de aguas del río Narcea, y ha capturado una parte del territorio de la cuenca hidrográfica del río Ibias, con los pueblos de Larón y La Viliella. El Corralín está situado en el rincón más salvaje de toda esta cuenca hidrográfica, donde las montañas de Ibias se muestran más verticales e inhóspitas.


Llegando al fondo del valle del río Ibias, un sombrío y profundo valle.

María del Roxo conoce bien El Corralín. Ha traído a este lugar a muchos amigos forasteros, sabiendo que la visita no les iba a decepcionar. Y como lo conoce tan bien, es un excelente cicerone que enriquece la jornada con sus explicaciones. Y cuenta divertidas anécdotas, como la de aquella mujer de un amigo, que no paraba de quejarse de dolores en los pies y de lo silvestre de la ruta, y a la que María propuso dar la vuelta y que les esperara tranquilamente en Sisterna, mientras el resto de la cuadrilla seguía el itinerario previsto. La quejumbrosa, observando a su alrededor aquellos 'siniestros' bosques, recordando los excrementos de lobo encontrados en el camino, y sabiéndose en el Fin del Mundo conocido, se curó milagrosamente de todos los dolores y no volvió a emitir queja alguna en lo que quedó de jornada.


María del Roxo fotografía un excremento de lobo con pelo de jabalí

Para ir a El Corralín se parte de Sisterna, en dirección al hermoso pueblo de El Bao, caminando por la carretera arbolada unos metros, hasta encontrar un amplio camino - pista, según María - que, a mano derecha, comienza a subir hasta el cementerio de Sisterna, donde hay una pequeña capilla y un panel informativo sobre las explotaciones mineras de oro romanas de la zona, de las que la de El Corralín fue el máximo exponente. Aquí estamos en un collado, a 842 metros según el mapa de Calecha. Un camino parte casi sin perder altura en dirección al valle del río Ibias, que aquí recorre su tramo más hermoso - entre La Viliella y Villardecendias -. A los pocos metros llegamos a un pequeño merendero junto a unas rocas que sirven de mirador. Poco antes habremos ignorado otro camino que partía en ligero ascenso hacia la derecha, y que se dirige al cordal más próximo. Estas peñas junto al merendero, que llaman El Pousadoiro, son un excelente lugar para permanecer unos minutos - o sín límite de tiempo - de contemplación paisajística. Ya se ve el pueblo abandonado de El Corralín, al otro lado del río, bastante más abajo de lo que nos encontramos. Se ve claramente la única construcción que conserva el tejado, que es la Ermita de San Miguel.


La pasarela de troncos sobre el río Ibias

Volviendo al camino, unos metros después, en la dirección que llevábamos, un sendero sale hacia la izquierda, en fuerte pendiente al principio. Es el sendero que nos llevará a El Corralín. No aparece en el mapa de Calecha. Sé de buena tinta que no se puso en el mapa, aparte de por falta de tiempo a última hora, porque al ser zona de uso restringido, ningún excursionista iba a poder recorrerlo. Eso era la teoría, claro. La práctica es que, de momento, se puede visitar. No sé por cuánto tiempo, así que el que lo desee, debería aprovechar ahora que todavía es posible.


Muchísimo caudal, teniendo en cuenta que sólo lleva recorridos poco más de 20 kilómetros desde su nacimiento

El sendero es ancho casi todo el trayecto, aunque se va estrechando con la acumulación de hojas y ramas que caen año tras año. Hay alguna rama gruesa cortada que se ve que quedó atravesada en el camino durante las últimas nevadas. El sendero va haciendo quiebros, de un lado al otro, perdiendo los 250 metros de desnivel hasta el río en un momento. Se atraviesa un extenso castañar, que contiene algunos ejemplares de gran tamaño. Al llegar al río Ibias, atrae la mirada el gran caudal que lleva. Si no fuera por la pasarela de troncos, sería imposible cruzarlo sin ahogarse en el intento. En los mapas oficiales, figura como Puente de la Basancada. Habrá que ponerlo en cuarentena, como tantos topónimos que aparecen en estos mapas, y que muchas veces corresponden a sitios relativamente alejados o simplemente inexistentes.


La pasarela que cruza el Reguero del Calecho, en cuyas orillas se levanta (o se cae) la aldea perdida de El Corralín

Al otro lado del puente, una cancilla metálica con un cierre. Justo detrás hay algunos excrementos de caballo, así que su función supongo que tendrá algo que ver con eso. Una breve cuesta, ya del otro lado del río, y se alcanza la reguera que figura en el mapa de Calecha como Reguero de Calecho. Al otro lado de la pequeña pasarela aparece una mesa de merendero, muy nueva. Poco después, al llegar a la ermita de San Miguel, aparecen otras. Las casas de El Corralín están ya en un estado de ruina bastante avanzado. La vegetación que las va envolviendo lo hace con elegancia, y en ocasiones uno cree estar en la selva de Centroamérica contemplando unas ruinas precolombinas. El día es espléndido y la temperatura, ideal. Mirando hacia el sur, y a pesar de la bruma que no permite mucha visibilidad en lontananza, asoman las montañas que separan Degaña e Ibias del valle de Fornela, impresionantes. Parecen altísimas, casi pertenecientes a otros macizos más elevados de la cordillera. Desde este vergel, el fondo nevado del Turrunteira o el Teso Mular sobrecogen.


Las primeras ruinas de El Corralín


Este profundo tajo es el inicio de la famosa corta romana de El Corralín, que se extiende durante varios centenares de metros, y del que extrajeron el oro. Desconozco si su estilo y sus maneras eran más elegantes que las de Victorino Alonso con el carbón, o si trataban mejor a sus obreros y a los habitantes del lugar de lo que lo hace él

El sendero que une los dos barrios del pueblo está limpio. Dice María que debe de ser reciente, porque la última vez era imposible caminar por él. Vamos ascendiendo hasta que encontramos otras ruinas, de hermosos muros, y otra pequeña casa que está siendo reconstruida. Me asombro y me pregunto cómo han conseguido traer hasta aquí los materiales para esta obra. Supongo que a lomos de caballo. Eso, o en helicóptero, que va a ser que no. Junto a la casa, otra pasarela, idéntica en factura a las dos anteriores, que vuelve a cruzar el Reguero del Calecho, con mucha agua y fotogénico en todo su recorrido. Al otro lado, el sendero es prácticamente otro reguero, y resulta incómodo el avance con tanta agua que corre por él. Unas ramas caídas cortan definitivamente el paso, por lo que hay que buscar otra alternativa. Contra el cielo se siluetean las ruinas del barrio de arriba de El Corralín. No hay sendero alternativo al anterior, pero los gigantescos zarzales por debajo de las casas están tan aplastados por el peso de la nieve de este invierno, que se asciende sin apenas problemas pisando por encima de ellos. Se alcanza de nuevo el sendero que estaba bloqueado por las ramas, ahora otra vez limpio, y se culebrea por entre las ruinas de otras cinco casas, todas dignas de ser fotografiables, envueltas de enredaderas. El sendero sigue hacia arriba, pero viendo las zarzas aplastadas que tapizan el suelo, deduzco que durante el resto del año, este sendero dejará de existir por completo.


La ermita de San Miguel, en El Corralín, y el merendero


Entre los dos barrios de El Corralín, muchos árboles ofrecen esta hermosa estampa, envueltos de plantas trepadoras

Me cuesta creer el hecho de que alguien pudiera alguna vez escoger un lugar así para vivir de forma permanente. Tan lejos para todo de los demás pueblos. Tan aislado. Sería un lugar ideal para construir un eremitorio, para retirarse del mundo y vivir en la naturaleza, de la naturaleza, y a solas con uno mismo sin distracciones posibles. Pero llevar aquí una vida normal, cuando uno quiere llevar una vida normal, debía de ser muy duro. Y no es por la altura - apenas 700 metros sobre el nivel del mar -, ya que los inviernos aquí no son tan duros como en otros sitios no muy lejanos. Pero simplemente ir al médico con un herido, o esperar a que el galeno llegara a este pueblo para atender algún caso crítico, debía de ser una experiencia muy extenuante.


La última pasarela del día, entre los dos barrios de El Corralín, con la casa que está siendo reconstruida detrás


Molino en ruinas del barrio de arriba de El Corralín

En el mapa de Calecha aparece un sendero que comunica El Corralín con La Viliella. Pero tengo la impresión de que debe de estar ya enterrado en la maleza. Esa ruta parece más cómoda y lógica como entrada y salida al pueblo, más que nada porque no hay que salvar desniveles. Pero ese sendero atraviesa la Reserva Integral de Muniellos, que sí está claramente prohibida recorrer. Quizá por eso ya haya desaparecido la ruta.


Interior del molino


Turrunteira (1.935 m.), desde el barrio de arriba de El Corralín


Fascinante lugar: El Corralín

La ruta a El Corralín es una ruta corta, factible prácticamente para cualquier persona que goce de salud, aunque no tenga hábito de hacer ejercicio. Es un balcón a otras épocas, a otras vidas, duras, muy duras, que cuando nuestro mundo llegó a la Edad del Confort, provocaron que este pueblo se vaciara y muriera. ¿Quién iba a vivir aquí, cuando en cualquier otro sitio la vida era infinitamente más cómoda?


Gracias, María, por tan maravillosa jornada




Mapa extraído de Google Maps con la ruta realizada en trazo rojo. Pulsar en la imagen para ampliar




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16 comentarios:

  1. El placer ha sido mío. Espero que tu interesante entrada no atraiga a partir de ahora el turismo de masas a este mágico lugar...

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  2. Visitar un pueblo abandonado, tiene un encanto oculto, dificil de describir. Apuntaremos El Corralín en la agenda para cuando se pueda buscar tiempo.
    Un saludo.

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  3. Vaya dos cracks juntos. Enhorabuena por la excursión.
    Y pensar que el año pasado estuvimos tan cerquita... Aunque las excursiones que hicimos fueron extraordinarias.
    Este año estaremos desde el 23 al 28 de junio, aunque sin destino aún decidido con los compañeros. Hay dos que tienen nostalgia de Somiedo; a mí se me quedaron cortos los cuatro días del año pasado, aparte del tesoro del Alto Sil, que desconocemos. Va a estar reñido el asunto.
    Saludos.
    Matacán.

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  4. El único galáctico aquí es María del Roxo. Yo fui a aprender, y a ver si me contagiaba algo.

    Sí, el verano pasado estuvisteis al lado, pero hay tantos secretos ocultos, que es imposible vislumbrarlos todos de un plumazo. Lleva muchos años conocerlo todo.

    Ya os tengo preparada una ruta en el Alto Sil que vais a flipar.

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  5. Me ha encantado la ruta que habéis hecho,lo que más he hechado de menos es el sombrero de María.
    ¿donde lo has dejado que no pareces la misma?
    Saludos de tsobu.

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  6. Comentaibos que es parque natural y reserva de la biosfera desde 2002, aunque fue muy lento y con mucha gente en desacuerdo actualmente ya existe junta rectora. Algunos o todos los carteles que indicaban la entrada al parque por carretera fueron derribados y sustituidos y vueltos a derribar. Imagino que poner carteles de prohibición será perder el tiempo.

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  7. Un artículo muy interesante.
    A la vista de lo leído y viendo que los caminos son pequeños y estrechos, La Marquesa, opta por dejar la caminata para la plebe.
    Cuando llegue cómodamente mi carroza a El Corralín, me lo comunicáis...

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  8. Señá Marquesa: bienvenida a este humilde blog. Lamento decirle que El Corralín hay que ganárselo a pie. El Corralín no entiende de distinciones por nacimiento. En El Corralín está abolido el sistema de castas. Bajo el sol (y la lluvia, y la nieve) de El Corralín, todos son iguales.

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  9. Gracias por la corrección, Suso. Tenía en mente que el Plan Rector del Parque salió en el BOPA en febrero del 2007, a pesar de que el parque ya se había declarado, como bien dices tú, en el año 2002. He seguido de cerca (y lo he tenido que sufrir más de lo que te imaginas) el lento parto de este mal gestado parque natural. Lo que mal empieza mal acaba, y aún no se sabe qué va a suceder con él. De momento, como indicas tú, no hay cartel que tenga asegurada su supervivencia.

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  10. El Corralín quedó despoblado porque no llegó la carretera "Caboalles de Abajo-San Antolín de Ibias", y por muy poco, en el mapa de Calecha es la línea roja que se acerca por la rivera izquierda del Río Ibias tras cruzarlo en un alto puente. La caja de esta carretera desde el desvío a La Vilieḷḷa ofrece un atractivo paseo por el "desfiladero" del Ibias entre los tres concejos.
    Es cierto que este ha sido un mal gestado Parque Natural, por muchísimos motivos. Mis críticas a este parque serían muchísimas, a pesar de estar a su favor, sólo decir que en lo concerniente al Valle de Degaña la Zona de Uso Restringido Especial es de extensión exagerada, abarca incluso la parte de la Villa de Degaña de la rivera izquierda del río...

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  11. Me ha encantado vuestra ruta por El Corralín, la verdad es que es un sitio precioso; habrá que visitarlo pronto por si acaso luego no se puede.

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  12. Recuerdo a mi abuela que siempre decía que había conocido a gente de mucho postín y que era muy solicitada por ingenieros, abogados y arquitectos en sus años jóvenes cuando se fue en el Vapor a trabajar a la Argentina, pero no sabe porque, tuvo que volver para casarse en las "Penas el Corralín", así llamaba ella al pueblo que la vió nacer, decía que en El Corralín no había más que penas, entiéndase en sentido figurado "peñas".

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  13. Este verano mi chico y yo bajamos al Corralín, cosa que hacemos cada vez que vamos a Sisterna -mi pueblo- a pasar unos días. Teniendo en cuenta que vivimos en una ciudad -Bilbao-, llena de gente, polución y ruido, aquello es como estar en el paraiso; sobre todo, si sale un día como el que este año nos salió. En fin, uno de esos pequeños placeres que dan sentido a la vida. El camino hasta llegar allí es una maravilla y tumbarse en la hierba mirando al cielo una vez se ha llegado un placer para los sentidos. Espero que la gente que vaya a celebrar allí San Miguel tenga un un tiempo tan estupendo como el que tuvimos nosotros. Gracias por no haber dejado morir El Corralín. Disfrutar de ese día, os lo merecéis.

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  14. esta primavera pienso ir a conocer el corralin, por lo que se cuenta a dia de hoy debe de ser un sitio de ensueño pero cuando salio mi bisabuela del corralin , flipo, porque conocio la rueda de los carros y aunque habia caza y pesca,tambien habia algo de fame contaba ella,no se si era del corralin de abajo o de arriba pero se que sus padres se llamaban D.DOMINGO FERREIRA Y DÑA.FELIPA GARCIA, un urra y un aplauso para esa gente que no deja morrer el corralin.

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  15. EN EL PUEBLO DEL CORRALIN VIVIERON TODAS MIS GENERACIONES ANTERIORES. YO CONOCI ESE PUEGLO EN PLENO APOGEO, ALLI VIVIAN MIS ABUELOS Y YO LLEGUE A VIVIR ALLI ALGUNAS TEMPORADAS. NO HABIA LUZ NI AGUA CORRIENTE PERO LA VIDA ERA AGRADABLE Y LENTA. YO YA NACI EN CERREDO Y AHORA VIVO EN MADRID.

    MANUEL SAL MENENDEZ.

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  16. Soy del Bao y desde aqui se ve una panoramica indescriptible del Corralin y alrededores.

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